AS

Sobre la rebaja de salario de Piqué

- JUAN JIMÉNEZ @juanjimeni­sta

Política de gestos. El Barça anunció ayer que ha podido inscribir (a expensas de lo que decidía anoche LaLiga) a Memphis, Eric Garcia y Rey Manaj gracias a Piqué, que ha aceptado bajarse el sueldo. Otra vez, pues, Piqué se ha puesto en el centro del escenario del Barça. A bote pronto, es fácil pensar en un movimiento cara a la galería. A los ojos del socio, Piqué será mejor visto esta tarde en el debut contra la Real. Pero si algo no se le puede discutir a Piqué es que, además de jugador, es un culé de base y, como tal, sabe la tristeza que inunda a la afición por el adiós de Messi y, sobre todo, por la asunción de que el Barça ya no es la referencia del fútbol mundial. Es el momento de los gestos, y este es uno. Nadie sabe cuánto influye en el día a día de Piqué una rebaja de sueldo. Puede que más de lo que se supone en un millonario. De Piqué viven unas cuantas familias y a las empresas hay que alimentarl­as. Pero no se trata de eso. Esta es una manera, en cierto modo sentimenta­l, de ponerse en el lado de la afición, de intentar remar de alguna manera para que el Barça no se caiga, ahora que además de la ruina económica asoma la primera fiscalizac­ión del trabajo de Laporta, que ha terminado mal con Messi y ha observado desde sus vacaciones en Ibiza los primeros latigazos de Font, Minguella y hasta un sorprenden­te Bartomeu, que se ha sentido con fuerza para mandarle una carta después de haberle metido fuego al club y salir corriendo.

Paradigma. Piqué ha estado muy cerca de Laporta estos últimos meses. En Barcelona se conocieron algunas cenas con el actual presidente antes de las elecciones y, en plena campaña, le echó en cara a Víctor Font utilizar uno de sus tuits para publicitar su eslogan de Sí al Futur. Conociendo la dimensión del personaje, Font se vio obligado a retirarlo. Por su punto genialoide, Piqué es un personaje contradict­orio. En sus comportami­entos y en sus declaracio­nes. Esta vez, sin embargo, ha ejercido desde la coherencia. Él mismo ha admitido que los jugadores tuvieron demasiado poder. En el fondo, podía tener lógica. En el fútbol, los vestuarios se vuelven intocables y millonario­s cuando ganan. En el gesto de Piqué, como en el intento de Laporta de imponerse ahora a jugadores como

Alba o en su enfado final con el padre de Messi, está el reconocimi­ento a que ciertas cosas deben volver a su orden. Es hora de que el vestuario del Barça sea menos rico y pierda ciertos privilegio­s. Al menos, hasta que vuelva a ganar. Tal vez ese sea el fondo del gesto de Piqué.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain