“Perder las piernas me hizo ganar”
Sara Andrés, deportista paralímpica, charla con AS antes de Tokio ● La capacidad para luchar ante la adversidad y la salud mental, en el foco
Sara Andrés perdió las piernas en un accidente de tráfico en 2011 con 25 años. Eso cambió su vida y se convirtió en deportista de élite, además de alguien más optimista. En los Paralímpicos de Tokio (24/08-05/09) competirá en 100 metros lisos y en salto de longitud. Su objetivo, superar el diploma de Río 2016.
—¿Ha influido mucho que se retrasaran los Juegos un año?
—Me lo tomé con buena actitud porque pensé que un año más me daba más técnica y entrenamiento, que quizás me faltaban.
—Competirá en 100 metros lisos y en salto de longitud, ¿por qué escogió estas disciplinas?
—Realmente por obligación. Me explico: ahora me gusta, pero yo comencé en el atletismo corriendo 200 y 400, pero el Comité Paralímpico Internacional decidió quitarlas para mi categoría. Sólo me dejaron dos opciones: longitud y 100 metros. Me tuve que reconvertir, pero ahora me encanta.
—Hasta el accidente, no se había dedicado al deporte. ¿Por qué después sí?
—Fue un proceso. Primero, andar, después volví a trabajar como profe. Yo antes hacía deporte, pero de manera amateur y me faltaba esa parte de mi vida, de volver a hacer deporte y de ser ágil y correr. Entonces pensé en aprender a correr y luego elegir cualquier deporte. Me empezó a gustar el atletismo y ahí se formó el sueño. Ahora entreno seis días y doblo alguno.
—¿En qué le cambió su accidente y qué le ha aportado de positivo?
—Yo ya era optimista, pero lo he reforzado. El duelo de perder mis piernas, el proceso psicológico, mental y emocional, adaptarme a las prótesis y a mi nueva vida... hizo que se reforzara la alegría y las ganas de vivir. Cuando perdí mis pies gané millones de cosas. Parece que tienes que perder algo para ganar, en mi caso fue así. Lo perdí y me di cuenta de que no me hacía falta. Obviamente preferiría tener pies, pero me refiero a que algo que has perdido puede ser ventajoso y en mi caso me dio una confianza y una fuerza interna brutal. Apartar el miedo, asumir la vida como es, la muerte... Quizás hay personas que, aunque no lo sepan, viven dormidas. Yo era así y siempre digo que soy la persona que soy ahora gracias al accidente. Y digo gracias porque lo siento así. Es una segunda oportunidad para vivir, para ser como uno quiere y un montón de aprendizajes que de otra manera no hubiera tenido.
—¿Cómo se definiría ahora?
—Tengo carácter, soy una persona peleona y crítica conmigo, y con los demás. No me quedo callada ante las injusticias. Digo lo que pienso siempre porque creo que hay que ser honesto con uno mismo y con los demás, y defiendo a muerte a la gente que veo que está en situación de injusticia. Y soy muy alegre y positiva.
—Ha escrito varios cuentos para visibilizar la discapacidad, ¿qué más se puede hacer para cambiar la mentalidad?
—Sí, he escrito cinco, es una saga, y he publicado uno. Después de los Juegos publicaré el segundo. El objetivo es naturalizar lo que para mí ya lo es. Vivo una discapacidad, pero no la siento como tal porque estoy acostumbrada y feliz con no tener pies. Hay que cambiar mentalidades desde pequeños.
—¿Qué le aporta competir?
—Es salud. Me ha dado una mejor postura corporal que por las prótesis tenía que cuidar. Me veo mejor físicamente. Aparte, viajar, conocer gente, dar conferencias...
—Antes de Río 2016 tuvo cáncer de tiroides, ¿qué pensó?
—Al principio dije: ‘Es una broma’. Luego me dio bajón, pero rápidamente dije: ‘Has superado perder tus pies, un cáncer no te quitará la sonrisa’. Me dije: ‘Si esto pasa tiene que ser por algo y ya está’. Estaba feliz y completa con lo que había vivido. Si me tenía que morir estaba a gusto. Me quedé en paz conmigo misma. Fui a la operación, me lo quitaron y ahora toco madera.
—La fuerza interior fue muy importante en su situación. Ahora con casos como el de Simone Biles se pone el foco en la salud mental de los deportistas de élite, ¿qué opina?
—Se habla de salud mental, pero yo digo también emocional. Al final las sensaciones y los pensamientos se trasladan al cuerpo. Si no lo tienes bien controlado el trabajo que haces en el entrenamiento no vale de nada. De marzo a junio competí obsesionada con la marca para refrendar la participación en los Juegos y no he disfrutado. Ha habido muchos momentos en los que sentía que no valía, que quizás se me había pasado la edad, y es muy duro. En junio mi entrenador me ha dejado tirada, se está haciendo muy duro llegar a Tokio. Quiero una medalla, pero con todo lo ocurrido, sería normal no lograrla.
Accidente “Soy la persona que soy ahora gracias a él. Vivía dormida”
Tiroides “Sufrí cáncer antes de Río 2016. Si tenía que morir, estaba a gusto”