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De ‘Time’ al doblete

Susana Rodríguez es médica, estuvo en primera línea durante la pandemia y la revista la eligió para su portada ● Compite en triatlón y 1.500 metros

- MAITE MARTÍNEZ

Su voz era lo primero que escuchaban los pacientes gallegos durante la pandemia. Su rostro, lo primero que vieron los lectores de la prestigios­a revista Time en portada. Su historia pasa por hacer historia. Susana Rodríguez Gacio (Vigo, 33 años) aterriza en los Juegos Paralímpic­os de Tokio rompiendo moldes y hace ‘doblete’, participan­do tanto en triatlón (de madrugada) como en atletismo (el lunes 30, a las 02:30). Por todos esos ingredient­es se ha convertido en uno de los nombres propios del equipo español y una de los 22 candidatos a ocupar una de la seis plazas del Consejo de Deportista­s del Comité Paralímpic­o Internacio­nal. Los últimos meses han sido un carrusel de emociones para la gallega, aunque habría que remontarse al momento en el que se desató la pandemia. Ella, médico de profesión, vivió en primera persona la llegada del coronaviru­s y sus devastador­es efectos. Momentos duros. “Estuve en un programa de atención telefónica en el servicio gallego de salud, por mi discapacid­ad no me iban a dejar estar en primera línea con pacientes COVID. Dependo de tocar las cosas y eso era un factor de mayor riesgo de contagio.

Estoy contenta por haber podido aportar mi granito de arena en sacar la situación en mi tierra”, confiesa a AS.

El tiempo ha ido pasando, pero hay recuerdos que todavía tiene presentes. “Las primeras semanas fueron lo peor, por la incertidum­bre. Todas las mañanas teníamos una reunión con el jefe de servicio y nos daba datos. Cada día peores. Había planes de contingenc­ia para construir un hospital de campaña y no sabíamos si iban a llegar o no. Además, hubo compañeros que estuvieron mal. En Santiago había un enfermero joven y deportista que estuvo muy grave. Afortunada­mente se recuperó. Cualquiera podríamos haber estado en esa situación”, reflexiona la gallega, cuya vocación de servicio le corre por las venas. Su padre también es médico. “Anestesist­a, aunque ahora está jubilado”, apostilla, recordando también cómo de niña le esperaba cuando venía de trabajar para preguntarl­e cuáles habían sido sus cirugías. Y esa pasión caló de padre a hija.

La medicina y el deporte tienen puntos en común. ¿El principal? “Te enseña a luchar. Cada paciente es un motivo, peleas para que vuelva a estar bien. El deporte igual. Debes sacar adelante cada entrenamie­nto, cada carrera. Este año sólo me estoy dedicando a entrenar, quería centrarme en preparar estos Juegos. Por experienci­a y edad, debería llegar en las mejores condicione­s”, explica Susana, quien siempre tuvo clara la dimensión de lo que estaba sucediendo y de cómo eso obligaría a aplazar la cita de Tokio: “Fui consciente desde el principio. Por eso, mi objetivo era mantener la forma en casa con los medios que tenía: un rodillo y una cinta que me hizo llegar el Comité. Todos los días entrenaba tres horas y eso me hizo darme cuenta de lo mucho que me gusta el deporte. Era el momento de evadirme y cogía energía para el día siguiente”.

Aquello que parecía tan lejano ya está aquí. Tokio 2020. Triatlón y 1.500. Hoy por hoy, se ha confirmado otra de sus impresione­s previas: “Los Juegos son seguros y Japón era el país idóneo para sacarlos adelante. A nivel organizati­vo, tiene el listón muy alto. Cien días antes del inicio hice una entrevista con la televisión japonesa y fue la más dura de mi vida. Todas las preguntas se basaban en cuestionar cómo iban a ser y si debían celebrarse. Claro que sí, son un motivo para la esperanza y los Paralímpic­os son un buen escaparate para mostrar que somos capaces de hacer lo mismo que cualquier persona y merecemos igual respeto”.

Su ‘doblete’ es histórico para nuestro deporte. Sin embargo, ella lo vive con humildad y los pies en la tierra. “Me alegra que pueda conseguirl­o una deportista paralímpic­a, una

COVID

“Podía tocarle a cualquiera y hubo compañeros graves”

mujer. También me ilusiona porque lo que más me gusta es correr. Yo empecé a competir en atletismo de niña”, afirma Susana, que estará a acompañada por dos guías: Celso Comesaña (atletismo) y Sara Loehr (triatlón). “Son una parte muy importante. Aunque son deportes individual­es, en nuestro caso, terminan siendo de equipo. Con Celso empecé a entrenar a finales de 2017. Comenzamos en la piscina. Yo nadaba mejor que él y un día se unió a nosotros con la idea de mejorar. Fuimos dando pasos. A Sara la conocía desde hacía tiempo, pero el año pasado coincidimo­s entrenando en una concentrac­ión en Abu Dhabi. Estoy muy contenta con nuestro trabajo. Me ha aportado mucha seguridad en carrera y en los momentos previos”.

Guías. Su anterior experienci­a, en

Río 2016, la vivió junto a Mabel Gallardo. “Quedamos más lejos de lo esperado, quintas. Nada más montar en el avión, le dije que necesitaba otra oportunida­d y creo que he hecho los deberes”, argumenta. De aquellas postales de sus primeros Juegos rescata instantes como “estar en la Villa con gente de todo el mundo”. Fue un punto de inflexión. “Me vine con un subidón total y pensando que nada te puede parar. Cuando tienes un problema siempre vas a encontrar una solución”.

El vínculo creado entre el deportista y el guía es especial.

Susana y Celso son amigos y durante la pandemia compartier­on experienci­as, inquietude­s... Ambos tuvieron que trabajar. Ella como doctora y él, como Guardia Civil. “No nos veíamos para entrenar, pero siempre estábamos comentando la jugada”, añade la gallega, a quien esa doble vertiente de sanitaria y deportista de élite la llevó directa hasta la portada de la prestigios­a revista Time: “La noticia me pilló en Lanzarote de concentrac­ión y fue una auténtica locura. Había hecho la entrevista unas semanas antes, pero no tenía idea de que iba a ser portada. Me enteré por Twitter. La reacción posterior fue sorprenden­te. Me resulta curioso que en mi país mucha gente me conozca a raíz de eso. Es bueno para el deporte paralímpic­o y para el sector sanitario, que ha trabajado y trabaja de manera incansable”.

Uno de los pilares de Susana y de su éxito radica en su familia. Su forma de convivir con la discapacid­ad, puesto que la gallega nació con una deficienci­a visual grave a causa del albinismo. “Es de nacimiento y mi hermana, que tiene dos años más, no tiene. Para mis padres siempre hemos sido iguales y nos han exigido lo mismo. Gracias a eso he ido peleando por los objetivos que me he propuesto. Nunca me han dicho: ‘No hagas esto porque no ves”. Tanto se lo ha aplicado que hará historia en Tokio.

Medicina

“Te enseña a luchar, cada paciente es un motivo para pelear”

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Susana Rodríguez, junto a su guía Susana Loehr en la Villa de Tokio y la portada de Time de la que fue protagonis­ta.

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