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Laporta, solo en mitad de la pista de baile

- JUAN JIMÉNEZ @juanjimeni­sta

Ignorado. Si el mercado de fichajes fuese el baile de principio de curso, Laporta estaría ahora mismo solo en mitad de la pista. Resulta sorprenden­te, y hasta doloroso para el Barça, verse así, sin pintar nada en el panorama mundial, a un par de días de que se cierre la ventana de incorporac­iones. Con la boca pequeña, Laporta se subió al caballo de la Superliga de

Florentino, renunció, con sus razones, eso sí, a la inyección del CVC como ha renunciado al del

Barça Corporate, fue incapaz de retener a Messi en un golpe a la imagen mundial del club y ahora ve cómo Mbappé va camino del

Madrid. Así que mientras todo el mundo se empareja (el Real con

Mbappé, el United con Cristiano y el PSG con Messi), Laporta se ha quedado en fuera de juego y atrinchera­do en su argumento, correcto pero insuficien­te, de que Bartomeu ha dejado una “situación dramática”, cuando fue él mismo quien en campaña electorial exlamó a los socios: “¡Huid de catastrofi­smos!”. Y puede dar gracias a que Koeman y Ramon Planes hicieron su trabajo el año pasado para cerrar los fichajes de Memphis,

Emerson y Eric, en los que él no ha tenido nada que ver.

Ignorado. Así que condenado a no fichar a nadie, lo más interesant­e del Barça estos días es conocer el desenlace del caso Ilaix, otro ejemplo de mala praxis. El jugador siempre ha tenido un punto problemáti­co, y sus movimiento­s en los últimos meses (cambio de agencia, petición de comisiones, elección de Guinea para acercarse a la Premier) no han sido los más acertados para su carrera, pero Laporta no puede vender como un éxito y como una nueva manera de hacer en el club su inflexibil­idad con un jugador que estaba llamado a ser el futuro del centro del campo del Barça y al que Koeman ya había dado 20 partidos en el primer equipo. Esa celebrada intransige­ncia con Ilaix choca con casos de cantera tratados con más delicadeza como Riqui Puig; o con el buenismo llevado en las fracasadas negociacio­nes de salida de

Umtiti y Coutinho; o con las ganas de renovar a Dembélé, jugadores estos tres últimos que sí han costado un dineral al Barça por nada. En estos momentos de crisis, La Masia es un pilar básico para reconstrui­r al Barça, y que el guineano se marche no es el ejemplo de una nueva manera de hacer en el club, sino una gestión fracasada. Desde la pista de baile, Laporta mira algo confuso este inicio de temporada. Está en fuera de juego y, esta vez, sin un Ronaldinho para devolverle la sonrisa a la gent

blaugrana. Ni con Guardiola al que, sin duda, necesita. Por eso soñó con él este verano.

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