AS

Con la cabeza en otro lado

El equipo jugó contra el Betis mientras el club estaba pendiente de Mbappé ● A la hinchada le preocupan las dos cosas

- SANTIAGO SEGUROLA

Vinicius

Es la misma bala de años anteriores, pero define con pausa y finura

La victoria

No despierta entusiasmo por la brillantez del juego ni por el calendario

El Madrid venció porque fue más competente que el Betis. Hizo más y mejores cosas. Serio en la segunda parte, en la primera fue un equipo bastante descosido, sin capacidad para controlar a Fekir y Canales.

El bifurcado Real Madrid de estos días consiguió un apreciable botín en Heliópolis, la clase de victoria que no despierta entusiasmo por la brillantez del juego, ni por el momento en el calendario. El fútbol se encuentra en el nuevo territorio que confunde las antiguas pretempora­das con la competició­n de toda la vida. Son las semanas de agosto que preceden a la interrupci­ón de las ligas en beneficio de los partidos internacio­nales de las seleccione­s, de manera que la Liga sirve para apurar la preparació­n, tomar nota de las necesidade­s y atender el mercado, que está a punto de cerrarse.

El equipo jugó contra el Betis. En el club estaban pendientes de Mbappé. A la hinchada le preocupaba­n las dos cosas. No resultan sencillas estas situacione­s, empujan a las distraccio­nes. El Madrid no deslumbró. Abandonó ese papel hace mucho tiempo. De vez en cuando ofrece un partido excelente –frente al Inter en San Siro, el pasado año, o contra el Borussia Moenchengl­adbach en Valdebebas–, pero si se recuerdan es porque no abundaron.

Venció porque fue más competente que el Betis. Hizo más y mejores cosas, sin epatar a nadie. Equipo serio, se solía decir en la jerga del fútbol. Serio en la segunda parte. En la primera fue un equipo bastante descosido, sin capacidad para controlar los movimiento­s y habilidade­s de Fekir y Canales, los dos jugadores diferencia­les del Betis. El inconsiste­nte Fekir, porque sabe latín, aunque lo demuestra mucho menos de lo que necesita su equipo. La llave del Betis es Canales. Desde su llegada al club sevillano, su rendimient­o ha sido ejemplar en todos los aspectos.

El Madrid permitió desenvolve­rse a Canales, suministra­dor necesario de Fekir. La conexión contrarres­tó las llegadas del Madrid, de nuevo sostenido por la velocidad de Vinicius y la sabiduría de Benzema, que volanteaba y lanzaba al brasileño. Todo apunta a una mejoría de Vinicius. Es la misma bala de los años anteriores, pero decide con más finura y hasta con pausa, cualidad imprevista en un delantero que no disponía de visión periférica. Ahora comienza a detectar lo que ocurre a su alrededor y a tomar decisiones correctas.

El paisaje cambió en el segundo tiempo. El Madrid cambió su registro, se empleó con más firmeza y anuló a Canales. Sin Canales, el papel de Fekir se redujo a la mínima expresión. Se intuyó la victoria madridista después del descanso. De elaborarla se encargaron Vinicius y Benzema, como no podía ser de otra manera. La concretó Carvajal con un espléndido y complicado remate, un ejemplo de equilibrio y precisión.

Sorprendió el cambio de Vinicius, que ha ascendido a titular, pero está lejos de ser un indiscutib­le, condición que no se adquiere en tres partidos, sino en una gran temporada. En cualquier caso, le discute el puesto a Hazard, suplente contra el Betis y atento a las noticias que llegan de París. Si llega Mbappé, solo quedará garantizad­a la titularida­d de Benzema, que después de 12 años se ha erigido en una especie de tótem del Real Madrid. A los demás, Hazard, Bale y Vinicius, les tocará pelear por el puesto.

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Benzema encara a Montoya y Joaquín en una de las últimas jugadas del partido.
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