“¿Siempre ‘entrenás’ así o solo cuando odias a tu entrenador?”
Iván recuerda su experiencia con Valdano cuando el técnico no contaba con él en el Madrid y cómo fue la llegada de Ronaldo al Inter —Usted venía de marcar 37 y 17 goles con el Real Madrid las dos temporadas anteriores. ¿Qué pensó cuando Valdano le comentó que no contaba con sus servicios?
—Quería que me buscara equipo. Tenía otra visión de ese Real Madrid. En ese momento me demostré a mí mismo que en la adversidad podía encontrar una oportunidad deportiva y de vida. Sus palabras fueron un desafío conmigo mismo. Yo sabía que podía jugar y así se lo quise demostrar desde el primer entrenamiento en la pretemporada en Nyon… Jorge se metió a jugar en el partidillo y pensé que esa era mi oportunidad. Valdano tenía la pelota y yo me tiré al piso y agarré pelota, agarré tobillo, agarré rodilla… y agarré algo más, pero sin ninguna intención. Nos caímos al suelo y cuando me levanté, Jorge me dijo: ‘Ché, boludo, ¿vos siempre entrenás así o solo cuando odias a tu entrenador?’. Y yo le dije: ‘Yo siempre entreno así’. Después comentamos la jugada muchas veces y nos cagábamos a reír con Jorge y Cappa, pero en ese instante ellos se dieron cuenta de que conmigo se habían equivocado porque yo sabía perfectamente lo que tenía que hacer para poder seguir siendo un jugador importante en el Real Madrid.
—Fue la entrada, el tackling, más importante de su vida.
—Ese tackling hizo que todo el mundo supiera cómo trabajaba. Me permitió entrar poco a poco en los partidos de pretemporada: 15 minutos y un gol. Luego 30 minutos y otro. Así hasta el Teresa Herrera que entré de titular y marqué el gol del triunfo. En el trofeo Bernabéu hice dos goles y fue elegido el mejor jugador del torneo… y así comencé la Liga de titular contra el Sevilla y a los 13 segundos ya había marcado; al quinto partido ya tenía siete goles y ya era el socio de Valdano y el ejemplo de lo que todo el mundo tenía que hacer para ser titular. Aquella fue una lección de vida que me demostró que siempre que me esforzara al máximo podría conseguir mis objetivos.
—No renueva por el Madrid y en su primera temporada en el Inter, 96-97, es indiscutible. Pero en la segunda llega Ronaldo… y la titularidad se encarece.
—-La diferencia con lo ocurrido en el Real Madrid, es que en el Inter nadie me dijo que me tenía que ir. Seguía, pero fichaban al mejor jugador del mundo, Ronaldo. Como futbolista cometí errores, pero tenía algo que era muy importante: mi fortaleza mental, mi carácter, mi personalidad. Solo entiendo el fútbol desde la entrega máxima. Hice lo que tenía que hacer. Entendí que me tenía que esforzar el doble para jugar y fue lo que hice. Opté por el camino correcto, que era el del esfuerzo, el de la superación y a la larga terminé jugando. En todos los equipos por los que pasé se me consideró como un guerrero y eso es lo que era. Luchaba más que cualquiera para poder jugar. Haciéndolo así me iba a ir mucho mejor.
—Y en su tercer año, segundo de Ronaldo, le dejó usted el 9 y se inventó lo del 1+8. ¿Cómo surgió aquello?
—Cuando llegó Ronaldo, todo el mundo daba por hecho que tenía que dejar el 9 al mejor del mundo y yo no tenía problema. Hablé con Mazzola, que era el director deportivo, y también con Moratti, el presidente. Les dije: ‘Déjenme un año más el 9 y al siguiente se lo paso’. Entendieron la postura y Ronaldo se puso el 10. Cuando llegó el momento se me ocurrió juntar dos números en la camiseta que sumaran nueve. Pero a quien se le ocurrió lo del signo ‘+’ fue a Mazzola. El club pidió permiso a la Federación. Al principio yo mismo ponía con un trozo de tela blanca el signo entre el 1 y el 8, pero a los pocos partidos, la marca de ropa ya me mandó camisetas con el ‘+’, que quedaba mucho mejor que con mi receta casera. Esa camiseta se convirtió en la más vendida de todo el fútbol italiano esa temporada que ganamos la UEFA con un gol mío y la Juventus nos robó la Liga, como se demostró después porque había comprado al árbitro de nuestro partido.