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El hombre de las seis Copas de Europa

Santiago Bernabéu le fichó del Racing en 1953, seducido por su velocidad Dos goles en las finales con Fiorentina y Milan Se retiró tras 18 años y 600 partidos de blanco, dejando una huella única

- AGUSTÍN MARTÍN

Francisco Gento López, La Galerna del Cantábrico

o lo que es lo mismo: el mejor extremo izquierdo de todos los tiempos, nació en Guarnizo en octubre de 1933. Le descubrió Fernando Mendiguchí­a, Mendi (“Corría tras las becerras como un rayo y nadie centraba en carrera como él”, dijo), y comenzó a despuntar en equipos santanderi­nos como el Astillero, Nueva Montaña y el Rayo Cantabria hasta que llega al Racing. Su debut en Primera sería en febrero de 1953. Nada más y nada menos que ante el Barcelona. Su velocidad, endiablada, su potencia y una cualidad formidable llaman la atención de Bernabéu: un regate seco, incapaz para los defensas de poder evitarlo más la precisión de su pierna izquierda, bien para centrar, bien para disparar. Todo un compendio de virtudes. El Madrid le ficha ese verano: pagó un millón y medio de pesetas (otras fuentes dicen que fueron casi cuatro millones), además de ceder a dos jugadores, Espina y Ucelay... ante la negativa de la afición santanderi­na que no quería desprender­se de un joven talento con un brillante porvenir. El bagaje con el que llegaba era de solo diez encuentros de Liga y otros cuatro de Copa. La suerte estaba echada. Para bien.

Sus inicios en el club blanco no fueron muy alentadore­s. Hasta tal punto que Bernabéu meditó seriamente devolverle al Racing a cambio de Espina, e incluso cederle a otro equipo. Pero ahí apareció la figura de Di Stéfano, su gran amigo. Enterado de los planes del presidente, en una reunión entre La Saeta y Don Santiago le convenció: “No puede deshacerse de él. Es un portento. No conozco a Espina, porque no lo he visto jugar, pero sí a Gento, y no se puede desaprovec­har a un muchacho de 19 o 20 años. No se puede perder a un jugador de esa naturaleza”.

Contrastad­o ya como una estrella del panorama futbolísti­co español, Europa tardaría poco en conocerle. En 1957 fue el encargado de asegurar el título de los blancos al marcar el segundo gol de la final de la Copa de Europa. Curiosamen­te fue en el estadio Santiago Bernabéu y ante la Fiorentina. Un año después, en Bruselas, sería el gran protagonis­ta de la final ante otro conjunto italiano, en este caso el Milan. Con empate a dos tantos tras los 90 minutos reglamenta­rios, Di Stéfano se acercó al cántabro y le hizo un aparte: “Paquito, ¿cómo estás? Esto sólo lo puedes arreglar tú. Sólo tú tienes fuerza, así que te las vamos a echar todas. Si tú no nos sacas de esto, no ganamos”. Y Gento decidió la final: retrasó su posición para que Fontana, el defensor rossonero encargado de vigilarle, le diera un poco más de espacio. A los dos minutos de comenzar la segunda parte de la prórroga sentenció la final con un disparo cruzado que batió a Soldan. Fue el 3-2 definitivo. Supuso la Tercera.

Ese verano de 1958, el Madrid incorporab­a a Puskas. El Madrid formaba con la mejor delantera de la historia: la conformaba­n Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento. Sólo duraría una campaña ya que Kopa, aduciendo motivos personales, se marcharía del club blanco en 1959, pero fue justamente la mejor campaña de Gento: anotó 14 goles en Liga (dos al Barcelona en el Camp Nou en un encuentro que acabó 3-5 favorable a los blancos) y se proclamarí­a campeón de Europa por cuarta vez de manera consecutiv­a.

La década de los 60 fue una década agridulce para los blancos: se ganarían casi todas las Ligas, pero se perdieron dos finales de la Copa de Europa. Además, el glorioso equipo de la década anterior comenzaba a perder a sus grandes protagonis­tas: Di Stéfano se marchó en 1964, tras caer (3-1) en la final de la Copa de Europa ante el Inter y una discusión con Miguel Muñoz. Puskas se marcharía dos años después, en 1966. Incluso él pudo haberse marchado antes: sus actuacione­s fueron tan brillantes que el Inter de Milán de Moratti quiso ficharle para el equipo italiano. Era 1961, cuando el millonario presidente del club neroazzurr­o se puso en contacto con Santiago Bernabéu. El interista quería fichar a una gran estrella para intentar asaltar el trono europeo. Los blancos habían ganado las cinco primeras ediciones y quería que su equipo fuese el siguiente club en levantar el ansiado anfora que señalaba al campeón europeo. Pero Bernabéu no lo vio claro, así que dijo que no estaba en venta. Poco tiempo después, Helenio Herrera le pidió al presidente el fichaje de Luis Suárez, al que ya había dirigido en el Barcelona. El Inter pagó 25 millones de pesetas de la época por el gallego...

Gento (el Gran Capitán, como le llamaban sus compañeros) era el líder que volvería a ganar la Copa de Europa en 1966 con un once formado completame­nte por jugadores españoles. Gento se convertía en el único jugador hasta en poder hacerse la foto que ilustra esta página: con seis Copas de Europa.

Pero todo tiene su final. En 1971, y tras caer el Madrid en la final de la Recopa, Bernabéu decide remodelar la plantilla. Nadie le dice nada a Gento, hasta que Raimundo Saporta, a la sazón vicepresid­ente del Real Madrid, le llamó telefónica­mente: “Yo pensé que, como era el capitán, me llamaba para pedir consejo sobre algún jugador y cómo había sido su comportami­ento a lo largo de la temporada, para luego comentárse­lo al presidente. Sin embargo, comenzó a hablar de mi trayectori­a, que llevaba 18 años en el equipo, de mi futuro, de que podía seguir vinculado al club de alguna manera. Según me iba diciendo eso, yo me acordaba de Alfredo (por Di Stéfano)... Poco a poco me iba dando cuenta de que me estaba diciendo que no iba a seguir, pero no de manera directa, hasta que me ofreció ser el entrenador del equipo juvenil, eso sí, cobrando lo mismo que ganaba siendo jugador. El día de la presentaci­ón oficial del equipo me despedí. Ellos estaban de corto y yo de traje. Así me fui”.

Así pues, en 1971 Gento colgó las botas. Dejaba atrás 18 años como jugador del Madrid, 600 partidos de blanco con 180 goles, con un palmarés excepciona­l: 24 títulos, entre los que destacan 12 Ligas (nadie ha ganado tantas en el fútbol español) y sobre todo, seis Copas de Europa. Hasta el momento nadie ha sido capaz de igualarle. A esos 18 hay que sumarle una Copa Interconti­nental, dos Copas de España, otras dos Latinas y una Pequeña Copa del Mundo, amén de una larga ristra de trofeos individual­es.

Siempre vinculado al club blanco, a comienzos del siglo XXI fue nombrado Embajador del Real Madrid, viajando por toda Europa representa­ndo al club. En 2016 fue elegido unánimemen­te Presidente de Honor del Real Madrid, sucediendo a su gran amigo Alfredo Di Stéfano. Cinco años después y a los 88 años, su delicada salud ha dicho basta. Así se resume la trayectori­a de La Galerna del Cantábrico, el mejor extremo izquierda de todos los tiempos.

Cotizado

En 1961 le quiso fichar el Inter de Moratti, pero Bernabéu lo frenó

Palmarés

Tras 18 años de blanco, es el jugador con más títulos: 24 en total

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