Juan Botella “Antes o después, Valencia tendrá su récord del mundo”
Nivel altísimo “3.800 por debajo de 3 horas y 369 en menos de 2h:30”
Inconformistas “La medalla de plata no es suficiente, aun siendo magnífica”
El gerente de la SD Correcaminos, organizadora de la Maratón Valencia Trinidad Alfonso, explica la idiosincrasia y filosofía de una prueba que aspira a lo más alto del podio.
Juan Botella confiesa que desde el instante en que estaban desmontando el domingo, el día en el que Valencia se colocó como segunda maratón más rápida del mundo, ya estaban pensando en 2023. En su balance habla en presente y de futuro, pero también de pasado. “Caminamos a lomos de Toni Lastra, Miguel Pellicer... de tantas personas que estuvieron en Correcaminos y que no han podido ver dónde estamos”.
—¿Qué le sorprendió más: la carrera de Kiptum (2h01:53) o la de Beriso (2h14:58)?
—La de Amane Beriso, porque ni ella ni su entorno nos informaron de que estuviera en una forma tan superlativa. Hizo la carrera de su vida, una formidable estratega. Se cosió desde la salida en el grupo de liebres de Gidey, se coló en su fiesta. Su marca le coloca en la salida de cualquier maratón del mundo. —¿Le pesó la presión a Gidey? —No. Letesenbet es un prodigio. La presión es su ecosistema. En 2015 salía de la nada y ya fue campeona del mundo. Desde el Mundial de Oregón solo se entrenó para Valencia. Se le veía feliz y preparada. —¿Y qué pasó?
—Que la Maratón se hace amar y odiar. Y no todo el mundo tiene una experiencia feliz la primera vez, si por ‘no feliz’ entendemos hacer el mejor debut de una mujer (2h16:49). Pero ella quería más. Sé que le pasa lo que a nosotros organizando, que tiene una mentalidad muy competitiva. Había que ver a su entrenador llorando o a ella juntando las manos diciendo que se sentía mal, pero que no había podido hacer más. Podía haber puesto alguna excusa o haberse retirado y así no ser batida por una atleta a priori inferior. Quiso llegar hasta meta y seguro que ya está pensando en su desquite.
—¿Les ha dicho que volverá? —Se acaba de quitar las zapatillas. Ya dirá su calendario, pero no le va a coger manía a la maratón. Creo que es donde tiene más posibilidades de ser oro olímpico. Si esta distancia te recibe con un tortazo y lo único que hace es tambalearte para que llegues a 2h16… el día que le tome la medida será una competidora terrorífica.
—Más allá de Beriso y Letesenbet, ¿qué balance hace? —Se dio un salto de calidad, se pasó al siguiente nivel. Cada ciudad es una maratón y cada una tiene su personalidad. La nuestra es hacer una carrera total, una muy buena marca por delante y a su vez que no haya huecos de diez minutos entre los superhombres y supermujeres, y el resto de los mortales.
—En Berlín se batió el récord del mundo, pero el segundo llegó a meta a más de cinco minutos. En Valencia seis atletas bajaron de 2h05 y 24 de 2h10. —Y no solo eso. En Valencia 369 atletas bajaron de 2h;30. Creo que eso, estadísticamente, no ha ocurrido jamás. Es una concentración de talento medio de dimensiones pantagruélicas. Y 3.800 por debajo de 3 horas. Quien baja de tres horas le dedica mucho tiempo a las cosas del correr. El objetivo es que todo sea un castillo de naipes que vaya cayendo hacia Valencia, desde los que tienen cuatro horas hasta los mejores de cada país. Eso nos da mucha profundidad en los registros y es un efecto arrastre tremendo para incrementar el turismo deportivo como motor. Estamos manteniendo esa personalidad, pero a su vez dando ese salto de calidad con los primeros. Es un motivo de orgullo y una mayor responsabilidad, pero bendito sea ese nivel de exigencia, porque esa es la presión que queríamos para Valencia y ahora no nos vamos a asustar por conseguir los niveles que soñábamos en 1981.
—¿La estrategia es la de apostar por debutantes?
—Chebet ganó en 2020 y logró el anterior récord de la prueba. Y fíjate, este año ganó en Boston y Nueva York, es un atleta codiciado por las Majors. Valencia pone en la mesa nuevos atletas y eso contribuye a que Valencia sea más grande. Es una estrategia, pero no es la única. Nuestro presupuesto es limitado, no podemos competir con otros, por eso es importante traer superdebutantes. Este año trajimos cuatro: Kiptum, Mutiso, Kiplimo y Menghesa). Ninguno nos falló. A ellos les ofrecemos la oportunidad de estrenarse con buenas liebres, grupos y buen circuito. Pero también contamos con atletas expertos, porque son necesarios, como lo fue Tola. —¿Pasar de 2h03 a 2h01:53 es acercarse a lo que solo Berlín parecía predestinada? —Hemos retocado la segunda mitad del circuito. Es más rápido. Luego la meteorología fue muy buena. Este otoño, salvo que te llamaras Eliud Kipchoge, no se bajaba de 2:04. Y luego entra la selección que hacemos de atletas, sobre los que estamos muy pendientes y eso les hace motivarse.
—¿Y cómo se derriba el ‘muro’ de Berlín?
—Con constancia. Nos queda la sensación que la medalla de plata, aun siendo magnífica, no es suficiente. El circuito ha mejorado y si la climatología es favorable, Valencia es un circuito igual o mejor que el de Berlín. Antes o después, Valencia tendrá su récord del mundo.