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Portugal vuela sin Cristiano

Set a Suiza con el de Funchal como suplente ● Gonçalo, su joven sustituto, hace un hat-trick ● Los de Santos se meten en cuartos 16 años después

- JOSÉ A. ESPINA

En la exuberante noche de una Portugal que vuelve a cuartos de final de un Mundial 16 años después y por la puerta grande, tras hacerle un set a Suiza, ese astro irrepetibl­e llamado Cristiano Ronaldo puede haber vivido el punto definitivo de inflexión en su papel con la selección lusa. Días después, además, de que su carrera de clubes sufriera también un viraje vital al haberle dicho adiós al Manchester United y, posiblemen­te, al fútbol de alta elite. Fernando Santos dejó a Cristiano en el banquillo y lo hizo por primera vez, al menos reconocida­mente, sin que mediara ni descanso ni algún problema físico. Y los Herois do Mar respondier­on con una goleada nítida, tremenda, que les convierte como un relámpago en una de las seleccione­s favoritas a campeonar en Qatar.

Santos no se escondió: no le había gustado que Cristiano le afease el cambio ante Corea del Sur y reaccionó de manera tajante, tal vez porque en encuestas como la del diario A Bola la hinchada portuguesa (el 70 por ciento, nada menos) le empujaba a darle un banquillaz­o al crack. Para más inri, el sustituto de CR7 colmó de razones al entrenador. Hasta las trancas. Gonçalo Ramos, joven delantero del Benfica de apenas 21 años que había jugado 10 escasos minutos en el torneo hasta estos octavos, respondió a las exigencias de relevar al mito con un hat-trick digno del mejor Matador, idéntico a los muchos con los que nos ha deleitado el de Funchal durante su deslumbran­te carrera.

Acostumbra­da en otros partidos a jugar al tran-tran, esperar al rival y amargarlo poco a poco con el sonido del fado, la Portugal sin Cristiano tocó rock and roll en la noche de Lusail. En el 1-0 (17’), Gonçalo controló en el área, giró con agilidad y lanzó un chutazo a la red ante el que nada pudo hacer el veterano Yann Sommer. Esta jugada del primer gol la había distribuid­o el colchonero João Félix que, muy jugón en todo el frente de ataque, parecía como liberado de ataduras. Como libre, en el último pase y en el balón parado, se mostró Bruno Fernandes. El fantasista red devil servía pasada la media hora un buen córner para que cabeceara (2-0, 33) de manera inapelable a gol un especialis­ta por el que no pasan los años, nada menos que Pepe.

El central luso-brasileño tiene dos años más que Cristiano, 39, pero en este Mundial ha seguido un camino de rejuveneci­miento inverso a su excompañer­o en el Real Madrid. Comenzó de suplente, como recurso, pero la lesión de Danilo le abrió las puertas de la titularida­d y él las ha aprovechad­o.

Apenas se despertó de la pesadilla la minimalist­a Suiza, cargada de futbolista­s con años y a la que le cuesta demasiado cuando la sacan del guion. Shaqiri anduvo cerca de marcar en una falta y Diogo Costa, uno de los porteros del torneo, resolvió algún barullo más en su área antes de que en el inicio de la segunda mitad Gonçalo Ramos completara su hat-trick. Hubo varios paréntesis para otro gol portugués del borusser Raphael Guerreiro y para un testimonia­l tanto, de esos que llaman del honor pero a ver qué honor queda, del helvético Akanji. También para que Leao, otro de los futbolista­s llamados a hacer olvidar a Cristiano, completara el set de su equipo.

Hasta quedó tiempo para ver a Ronaldo en su nuevo rol, el de suplente. Con cara de circunstan­cias, mirando al infinito, Cristiano saltó al campo y hasta anotó otro gol, pero se encontraba en claro fuera de juego. Una posición que ahora mismo, aunque haya que esperar su genio para cuartos de final y casi hasta cuando él quiera, parece la más adecuada para definir la inédita situación del astro portugués.

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