Ponga un Doncic por Navidad
El basket no para en Fiestas. Bueno, a decir verdad, sí paró un día: el 24 de diciembre. Nochebuena. El resto, siempre hay partidos. Desde el 22 de diciembre, la lanzadera de los niños de
San Ildefonso con el Sorteo de Lotería, hasta el 6 de enero, cuando los niños abren paquetes de ilusión de los Reyes
Magos, los tres torneos principales prosiguen su actividad a ritmo de villancicos y de descorche de cava. La NBA, la Euroliga y la ACB se suceden día a día. De hecho, en varias fechas coinciden las tres: el jueves 29, el viernes 30 y el viernes 6. La liga norteamericana, como es su costumbre, hizo de la Navidad su día fuerte; mientras que la española, fiel a su estrategia, inserta el Clásico Madrid-Barça en este familiar tramo: el 2 de enero.
En esta lluvia de canastas navideñas, decíamos, la fecha álgida de la
NBA, el 25 de diciembre, que estira una enraizada tradición que arrancó allá por 1947, ha venido acompañada este año de polémica en Estados Unidos, porque la NFL también se subió al carro del Christmas Day, para convertirse en la competencia más cruel para el baloncesto, que en aquellos lares no puede hacer sombra al fútbol americano. Normalmente, los calendarios estadounidenses están concebidos de tal forma en sus grandes competiciones profesionales y en sus grandes eventos deportivos, que no chocan entre sí. El día de Acción de
Gracias era para lucimiento de la NFL y el día de Navidad para brillo de la NBA. Pero ese reparto tácito se ha roto. Para compensar la incomoda coincidencia, sólo en parte, la liga de basket ubicó el
Mavericks-Lakers en un buen horario para Europa, las 20:30 de España, donde saben que Luka Doncic y la tradición lagunera gozan de un animado seguimiento. Al menos, por ese lado, pudieron pellizcar esa porción de audiencia. Así que, ya saben, pongan un Doncic por Navidad. O un LeBron. A este lado del
Atlántico seguro que se agradece.