La hora de la verdad
El Madrid inaugura febrero ante el PAO a dos semanas de la Copa ● Radiografía del equipo en vísperas del tramo decisivo
El Madrid trabaja para cuando llegue el momento de dar el golpe encima de la mesa, con los títulos”, ha dicho alguna vez Chus Mateo. Y ese momento está aquí, o casi. La vorágine del calendario, esta semana con la quinta doble jornada de la Euroliga (6-2 hasta ahora en esos duelos), apenas deja tiempo para detenerse y mirar al camino. Pero ya han transcurrido cuatro meses de competición, cerca del ecuador del curso: 41 partidos y un balance de 31-10, muy parejo al de temporadas previas, una o dos victorias arriba o abajo, solo algo peor que el de la pasada, que era de 36-5 justo antes del desplome de febrero a abril.
El encuentro ante el Panathinaikos (20:45, Dazn), aún sin los fichados Matt Thomas y Agravanis, pero con Dwayne Bacon (el cañonero de la Euroliga: 19,9 puntos), inaugura febrero, a dos semanas del primer título grande, la Copa (del 16 al 19 en Badalona). Buen momento para hacer una fotografía de situación, con el Madrid campeón de la Supercopa, líder en la ACB igualado con el Barça y en la Euroliga empatado hasta ayer con el Olympiacos. Un equipo que ha mostrado un suelo muy alto, sin apenas despistes ante los equipos teóricamente inferiores, más allá del traspié en Zaragoza en noviembre, pero que debe elevar su techo.
En la Euroliga acumula un 12-1 con los rivales que van de la 8ª plaza a la 18ª y 2-6 frente a los siete primeros, aunque su trayectoria general es bastante regular. Tras el 3-0 de septiembre (la Supercopa y el inicio de la ACB en Girona) llegaron varios tropiezos en octubre frente al Barça, el Olympiacos, el Baskonia y la Virtus (6-4) para luego volar más alto: 7-1 en noviembre, 7-3 en diciembre y 8-2 en enero. Un Madrid con talento y algunas dudas en el puesto de base, con los roles aún por ajustar y sin un primer espada indiscutible al timón, aunque con recursos variados: Llull, Williams-Goss, el Chacho y Hanga, incluso Abalde. Las lesiones han frenado algo ese ajuste, puesto que las ausencias acumuladas son de 194 partidos repartidos entre 11 jugadores (incluidos Alocén y Randolph), 95 de esas bajas han afectado a los bases.
El Real cumple en los dos lados de la pista, tras elevar convenientemente su nivel defensivo, y es muy fuerte en el rebote (37,8 de media, primero en la Euroliga) y la intimidación (4,5 tapones, también líder). En ataque se muestra sólido, más interior que en la era Laso, con un principio básico: “Tocar la zona pronto con un balón al poste o una penetración para crear ventajas”, por lo que suma bastante desde la línea de personal (cuarto con 15,8 tiros libres embocados). Tavares y Deck son protagonistas, también Musa. El triple ha perdido peso: undécimo en lanzamientos intentados (24,9) y décimo en aciertos (8,9). Los blancos son así cuartos en anotación (83,6) y asistencias (19,2) y segundos en valoración (98,7).
“Estoy contento. No somos una máquina de precisión perfecta, pero podemos mejorar, el baloncesto es progresión y no es matemático. También tenemos un punto de impredecibilidad que es bueno”, asegura Chus Mateo, que añade: “Las cosas encajan. En líneas generales no estamos mal ni en defensa ni en ataque, pero hay que ser ambiciosos y autoexigentes, nada de autocomplacencia”.
En las estadísticas avanzadas de la Euroliga hay algunas cifras significativas: Tavares tiene un 69% de puntos conseguidos respecto a los intentados y atrapa más del 16% de los rebotes en liza cuando está en cancha. Abalde lidera la Euroliga en el ratio asistencias/pérdidas (4,6), Sergio Rodríguez es tercero (3,5) y Williams-Goss, noveno (2,8). También referido al pase, el Chacho es primero con un 44% de asistencias por cada posesión; Abalde, noveno (33%) y muy cerca, Goss (28%).
El Madrid apenas recibe 1,07 puntos por posesión (primero) y anota 1,15 (octavo), con un ritmo alto de 71,5 posesiones, datos estos de 3 Steps
Basket. La fotografía a 1 de febrero, en vísperas de lo gordo.
Evolución
Los blancos son este curso más interiores y el triple ha perdido peso
Chus Mateo
“No somos una máquina de precisión perfecta, pero estoy contento”