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El pionero del hielo

Nil Llop (20 años) apunta a ser en 2026 el primer olímpico español en patinaje de velocidad y desvela: “El accidente que sufrí me hizo saber lo que es el trabajo y la constancia”

- RAFA PAYÁ

Nil Llop Izquierdo (El Prat de Llobregat) es la gran esperanza del patinaje de velocidad en hielo y aspira a ser el primer español en clasificar­se en esta disciplina para unos Juegos. A sus 20 años, avanza con una celeridad sólo comparable a la rapidez con la que vuela en la pista. Empezó a los cuatro años sobre ruedas y en 2012 surgió la opción de probar otra especialid­ad. “Fue un proyecto de la Federación de transición de ruedas al hielo, deporte olímpico y uno de mis sueños es ir a los Juegos. Empecé en short track con diez años, pero era muy lesivo y pasé a la pista larga”, dice a AS antes de puntualiza­r que aún los combina: “De octubre a marzo me dedico al hielo y el resto del año a la temporada de ruedas”.

Llop rozó los

Juegos de Pekín al quedarse como primer reserva en 500 metros y segundo en 1.000. “Fue duro, sobre todo porque no sé muy bien lo que pasó. Toqué un cono en la última prueba y me eliminaron tras un buen tiempo. Me quedé como suplente y no pude ir. Fue difícil de sobrelleva­r pero me he centrado en trabajar muy duro para llegar al 100% a Milán-Cortina 2026”. En diciembre logró un doble récord de España en 24 horas, en Vancouver (Canadá). En 500 hizo 34.520, 0.452 mejor que su anterior marca; y en 1.000, 1:08:324. Y en su primer Europeo (enero en Noruega) fue 7º siendo el más joven: “Mi avance es muy bueno en el último año. Estoy creciendo rápido y la actuación del Europeo fue un gran resultado”.

El patinador, que tiene una Beca Podium de Telefónica, vive en Alemania. “Este deporte es muy difícil en España, simplement­e poder practicarl­o. Empezamos con stage de semana-diez días con la Federación Internacio­nal, un proyecto creado para deportista­s sin instalacio­nes como nosotros. Íbamos creciendo y necesitába­mos más horas de entrenamie­nto y la única manera era irse fuera durante los meses de competició­n. Estuve dos años viviendo cuatro meses por año en Países Bajos y ahora estoy en Insell (pueblo alemán al sur de Baviera). Siento y sé que sin ese paso no habríamos podido llegar a nada”.

¿Y cómo es su vida allí junto a otros siete deportista­s españoles? “La gente vive y casi duerme en el hielo, le echan muchas horas. La Federación nos dio la oportunida­d de vivir en un país donde las instalacio­nes son perfectas y estoy muy agradecido. Tenemos dos casas, una de chicos y otra de chicas, pero cocinamos y pasamos el día juntos, y con un tutor. Sabemos que cuesta mucho dinero y por eso estamos centrados en la preparació­n. Un día estándar es entrenar, comer, estudiar (hace un ciclo de grado superior de acondicion­amiento físico vía online con una universida­d de Madrid), volver a entrenar, cenar y descansar. Y también hay una sesión diaria de ejercicios más técnicos”.

Objetivo. Los Juegos de 2026 son el gran objetivo pero antes hay citas como la Copa del Mundo o el Mundial (2-5 de marzo en Países Bajos). “Soy realista. Estarán los mejores pero mi sueño es un Top-10”, dice antes de ‘revelar’ dónde está su gran mejora: “Vamos a velocidade­s muy altas (60 km por hora), las curvas no son excesivame­nte grandes y hay que hacer mucha presión en las piernas para aguantar. Soy un poquito cagón (ríe) y es una de las cosas que tengo que seguir trabajando para apurar más las curvas. Poco a poco junto con mi equipo me voy sintiendo más suelto y cómodo”.

Nil apunta alto, entre otras cosas por una fuerza mental que surgió de un tremendo accidente con 15 años, en junio de 2018: “Entrenaba para el Europeo sobre ruedas y se me cruzó un niño pequeño en contra en una curva muy estrecha. Intenté esquivarlo y me choqué contra un árbol. Me fracturé la mandíbula por cuatro sitios, el pómulo, las manos, el tobillo... Los médicos me dijeron que sería difícil volver a patinar porque las lesiones eran muy grandes pero tenía claro que me recuperarí­a... y rápido. Creía que no caminaría hasta ocho meses después y al cumplir ese plazo con mucho trabajo, dedicación y sufrimient­o estaba en los World Roller Games (Juegos Mundiales de ruedas) de Barcelona (logró tres medallas júnior: oro, plata y bronce). Lo que saco de positivo del accidente es que me ayudó a formarme como deportista y persona. Ahora valoro mucho más las cosas, sé qué es el sacrificio y la constancia”.

Emigrante

Vive en Alemania con la ayuda de la Federación y una beca

Mejora

“Vamos a 60 km/h y soy un poquito ‘cagón’ en las curvas”

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Nil Llop toma una curva deslizándo­se sobre las cuchillas durante una competició­n reciente de patinaje de velocidad.

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