Madrid, dulce hogar
Los blancos pasan rápido la resaca copera ● Exhibición ofensiva y colectiva con Musa, Deck, Poirier, Tavares...
Los fantasmas del pasado y el presente acechaban en el WiZink Center. La fea eliminación de Copa aún escuece y la horrible racha de hace un año, iniciada precisamente en la final de Copa y después ante el Zalgiris, tampoco se había borrado de la memoria. Demasiadas coincidencias. Chus Mateo no quería ni oír hablar de maldiciones y pedía salir “con cabeza y enrabietados”. Al Real Madrid le costó un cuarto hacer suyo ese discurso, pero a partir de entonces se volvió a ver al mejor Madrid. El que firmó sus partidos más destacados antes del fatal viaje a Badalona.
Y eso que el Zalgiris engañó de salida. Pronto Brazdeikis confirmó que las buenas actuaciones de las últimas semanas no eran casualidad. El alero encontraba los espacios en la defensa blanca con una facilidad pasmosa: 9 puntos sin fallo, 2 asistencias y 12 de valoración en un primer cuarto en el que los lituanos se fueron ganando por poco (22-24) pero dejando mejores sensaciones. Musa no había salido ni un minuto y Hezonja apenas unos segundos. Tocaba despertar.
Williams-Goss jugó los primeros 12 minutos, más de lo habitual por las bajas de Llull y Hanga, y el americano supo aprovecharlo. Cuando se sentó por el Chacho, ya estaban en pista Musa, Yabusele y Hezonja. El juego comenzó a acelerarse, a fluir. Además, Brazdeikis abandonó la perfección y nadie le tomó el relevo. El Zalgiris comenzó a verse inferior. 34-27 a 6 minutos del descanso; 39-27 un minuto después. Los blancos endosaban un parcial de 23-5 y nadie se explicaba cómo Kazys Maksvytas no paraba el partido. Deck, que llegó fuera de tiempo para cerrar la primera parte con una bandeja, recibió una falta por detrás cuando quedaba una décima. 2+1. El tiro libre del argentino se paseó por el aro y, antes de entrar, un defensa del Zalgiris la empujó a la red. Canasta de dos. En resumen, 4 puntos regalados para el 53-38 al descanso.
Trámite. Suponemos que hubo bronca de Maksvytis en el vestuario, pero nadie podrá asegurarlo visto el resultado. Porque el Zalgiris fue a peor. El mismo quinteto del Madrid que había empezado el partido sin conseguir ninguna ventaja destacable ponía ahora, en el tercer cuarto, diferencias cercanas a los 30 puntos. Muy pronto la segunda mitad se convirtió en un trámite. Uno de los que sirven para recargar pilas, limpiar la mente y olvidarse del pasado, como pedía Mateo en la previa. Vista al frente, lo más importante está por llegar.