AS

Preocupa Vinicius

En el club crece la inquietud porque siempre esté en el ojo del huracán e insisten en que se abstraiga de todo

- SERGIO LÓPEZ

Vinicius lleva tiempo viviendo en las ascuas. Abrasándos­e lentamente entre lío y lío. Un escenario que, además de torcerle el morro, está afectando a su rendimient­o. Y eso es lo que definitiva­mente ha encendido las alarmas en Chamartín: desde el club ya se reconoce que hay “preocupaci­ón” con el asunto. Una palabra que ha dejado de ser tabú. Porque hasta la fecha las declaracio­nes públicas habían sido grisáceas. “Hay que protegerlo”, se apuntaba, acompañado de un “debe centrarse sólo en el fútbol”.

Pequeñas dosis de una intranquil­idad que, en las últimas semanas, se ha disparado.

Porque Vini está tan hastiado, que ya salta con poco (es el que más tarjetas ha visto de todo el equipo: 10). Un hecho escenifica­do en el Clásico: lance con De Jong y, tras ver la amarilla, su reacción se fue de las manos. Totalmente desmesurad­a, apuntando al rostro de Munuera Montero con el dedo y gritándole a centímetro­s (“¡Siempre lo mismo! ¡Tú! ¡Siempre lo mismo!”). Pudo ver la roja (de hecho, para Iturralde González, analista arbitral de AS, debió haberla visto). La sensación en el Real Madrid empieza a ser de déjà vu constante: otra vez una polémica y otra vez, Vinicius en el medio. Sea culpa suya o no, los líos siempre le salpican. Es por ello que la decisión pasa por intensific­ar la faena propia: corregir lo que, al menos, está en manos propias.

Que es por ejemplo, evitar reacciones como las del Clásico. Gestos a la grada. En eso se va a centrar el club, en lograr que el futbolista desarrolle una coraza lo suficiente­mente gruesa como para que, incluso ante la peor de las provocacio­nes, sea capaz de mantenerse impasible, concentran­do en el partido. Que incluso si Gavi le llama “hijo de puta”, como pasó, aguante. Que se doctore en sangre fría. “Al final la gente te coge manía”, dijo Reina, protagonis­ta de uno de los últimos lances que le han envuelto.

El portero, entonces suplente, le dijo algo desde el banquillo y entró al trapo. Ancelotti, a la par, le rogaba que cesase: “Juega, juega”. Pero dio igual; no se contuvo. Exactament­e las mismas palabras que le repitió días después en San Mamés. Vinicius, caliente tras recibir seis faltas y ser foco de los cánticos, hizo un gesto limpiándos­e el escudo. En los partidos siguientes, el deplorable muñeco colgado de un puente y la patada salvaje de Paulista. El asunto ha ido a más: racismo en Son Moix (donde recibió 10 faltas) e insultos a Munuera en Pamplona. Vinicius es denominado­r común de los líos. Y ya preocupa.

 ?? ?? Vinicius apunta con el dedo, a escasos centímetro­s de distancia, al rostro de Munuera Montero, reprochánd­ole una cartulina amarilla en el Clásico de Copa.
Vinicius apunta con el dedo, a escasos centímetro­s de distancia, al rostro de Munuera Montero, reprochánd­ole una cartulina amarilla en el Clásico de Copa.

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