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Al Camp Nou después del baño y masaje

El Madrid se procuró un nuevo chute de confianza en Europa, perfecto para afrontar la visita al Barça

- SANTIAGO SEGUROLA

El Liverpool Pasó por el Bernabéu y pareció un gatito, sin fiereza, decaído

Barcelona A los blancos les espera un partido muy diferente al de Champions

La victoria con el Liverpool deja al Madrid en las mejores condicione­s para el Clásico, que probableme­nte despeje la duda que asalta a madridista­s y culés: si el campeonato está resuelto o queda un margen razonable para remontar.

La victoria en una amable noche de fútbol con el Liverpool deja al Madrid en las mejores condicione­s para el partido del Camp Nou, donde es probable que se despeje la duda que asalta a madridista­s y culés. Nos dirá si el campeonato está resuelto o al Madrid le queda un margen razonable para remontar y conquistar el título. No hay incertidum­bre, en cambio, en la Liga de Campeones. El equipo sigue donde acostumbra en su torneo fetiche.

Ancelotti dijo que su equipo es mejor que el del pasado año, que no fue un equipo cualquiera. Ganó la Liga y la Copa de Europa, pero el técnico italiano dio una razón de peso. El éxito en la edición anterior, inolvidabl­e por las sucesivas y sufridísim­as victorias contra el PSG, Chelsea, Manchester City y Liverpool, se transpira en el Madrid y en el ambiente del fútbol.

Se diría que al Madrid nada malo le puede pasar en la Copa de Europa, que ha superado el cénit de las dificultad­es, las ha salvado y está cubierto por un invisible manto de confianza. Lo sabe su entrenador, sus jugadores y sus hinchas, pero tan importante es la admisión de este efecto en el ambiente general del fútbol.

“El que quiera ganar la Copa de Europa tiene que ganar al Real Madrid. Lo sabemos mejor que nadie”, declaró el entrenador del Liverpool, Jürgen Klopp. El equipo inglés empieza a cobrar el aspecto de víctima preferida del Madrid. Nada permitía pensarlo en esta nueva época de esplendor del equipo inglés, resucitado en la Premier League, con Klopp logró su primer título de campeón desde el año 1990, y tres veces finalista de la Copa de Europa, dos de ellas enfrentado al Real Madrid y las dos perdidas.

Por estilo de juego y por la ventaja que tantas veces le concede el fervor de Anfield, el Liverpool puede ser el rival más temible del mundo para cualquier equipo. No defiende una fama injusta. En los primeros 20 minutos del partido que se disputó en Anfield, levantó al Madrid por los aires y le marcó dos goles, una noche para temblar que giró radicalmen­te hasta terminar vuelta del revés. Uno a uno, el Madrid marcó cinco goles en menos de 50 minutos y dejó resuelta la eliminator­ia de octavos.

Para el Liverpool, aquel partido señaló algo más que su eliminació­n. Le dejó marcado. Destruyó su aura, y esa pérdida suele tardar en recuperars­e. Pasó por el Bernabéu y pareció un gatito, un equipo cualquiera, sin fiereza, decaído. Un equipo en las antípodas de lo que ha pretendido Klopp desde que llegó al Mersey, como si el Madrid le hubiera robado el alma.

No hubo impresión de remontada en ningún momento. El Liverpool no estaba para proezas. Sus famosos jugadores, y había unos cuantos, funcionaro­n como medianías del fútbol. El imperial Van Dijk de otros tiempos es ahora un central vulnerable, medio envejecido. Los fichajes –Gakpo y Núñez– no dijeron nada, aunque al uruguayo se le nota una rebeldía convenient­e. Todavía no hay decisión del jurado con respecto a su futuro en el equipo. A Salah le tocó asumir el triste papel de futbolista superior en un equipo intrascend­ente. Qué duro es ese papel y qué soledad conlleva.

El Madrid comunicó desde el primer minuto que no iba a cometer tonterías. Jugó con decisión y gobernó el partido sin problemas. Generó muchas ocasiones, disfrutó del encuentro y se procuró un nuevo chute de confianza en Europa, perfecto para afrontar la visita al Camp Nou, donde le espera un partido muy diferente al que disputó el miércoles con el Liverpool. Hasta las tensiones entre las directivas reaparecen. Regresa a los noticiario­s la posibilida­d de la anulación de la comida oficial de las dos directivas, hermanadas como nunca en los últimos años. Es probable que este deterioro sea más formal que real, pero es otro de los muchos efectos del caso Enríquez Negreira.

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Remate acrobático de Vinicius en el segundo palo de la portería del Liverpool, al que respondió Alisson con una gran parada.
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