El Pucela se va al infierno
El Getafe sufre y logra el premio de la salvación ● Los vallisoletanos no tiran a puerta y bajan
Ronaldo Nazário, presidente y dueño del Real Valladolid, ha visto cómo en una semana se le ha caído todo el proyecto que tenía para el club: en siete días le han parado el proyecto de la ciudad deportiva por el presumible cambio de gobierno en la ciudad y el equipo ha descendido a Segunda. Un desastre. En 2019, en una visita a As, el brasileño pronosticó que en cinco años el Real Valladolid jugaría en Europa. No se equivocó, aunque el plan no será, exactamente, como él tenía pensado. El año que viene los blanquivioletas se enfrentarán al Andorra, en Segunda, después de sumar su segundo descenso en tres años, mientras que el Getafe, agarrado a la heroica, al maestro Bordalás, consigue su permanencia más sufrida. En siete partidos el valenciano ha sumado tres victorias, dos empates y dos derrotas que le dan la tan ansiada salvación.
Y es que el Real Valladolid no bajó ayer. Pese a fiarlo todo a llegar con vida al último partido de Liga, los blanquivioletas han tirado demasiados partidos por la borda con Pacheta y con Pezzolano. Un equipo con un balance de goles de -30 (33 a favor y 63 en contra) es imposible que se salve. El modelo, obviamente, no ha funcionado y a Ronaldo y su gente le toca analizar dónde ha fallado, pero la responsabilidad, más que nunca, es suya. Hoy, a las 10 de la mañana, el brasileño tendrá la oportunidad de dar las explicaciones que crea que son pertinentes y podría dar pistas sobre el futuro del club y sobre la gestión que está haciendo del Real Valladolid tras llegar en las últimas semanas más rumores sobre la posible venta del club pucelano.
Los blanquivioletas no tuvieron la sangre fría necesaria para jugar este tipo de partidos en la primera parte y cayó en la previsible trampa del Getafe de Bordalás, que lo fue más que nunca. El espectáculo de pérdidas de tiempo comenzó en el minuto 2 con Soria haciéndose el loco y Pezzolano protestando. El técnico valenciano, por supuesto, entró a la gresca... fue la mejor definición de estos minutos donde cada intentó de los vallisoletanos por jugar al fútbol se veía
interrumpida por los azulones con desplazamientos de balón, jugadores al suelo y demás triquiñuelas. Todo ello incidió en que los vallisoletanos no tuvieron continuidad. Y cuando consiguió encontrar espacios, los medios pucelanos no tuvieron la precisión. ¿De fútbol? Poco. ¿Oportunidades? Menos. Apenas un par de disparos desde fuera del área uno de Iglesias y otro de Aguado y sí una ocasión clara de Jaime Mata que en su vuelta a Zorrilla forzó a Jordi Masip a hacer una gran parada a cabezazo de delantero madrileño. La segunda parte fue un quiero y no puedo del
Real Valladolid, muchas veces más pendiente de las noticias que llegaban del Espanyol-Cornellá. Durante gran parte del partido la salvación vino de la momentánea victoria blanquiazul ante los andaluces. Los blanquivioletas llegaron al área rival, pero no acertaron porque no dispararon entre los tres palos. Hubo muchos disparos desde lejos, pero apenas remates desde dentro del área blanquivioleta. Álvaro Aguado, que termina contrato el 30 de junio, lo intentó un par de veces y también lo hizo Machis, pero sin ninguna fortuna.
El único que fue capaz de rematar fue Larin, que de tacón remató flojo, para que detuviera Soria un balón que se iba fuera. Pese a haber hecho una gran segunda vuelta, marcando ocho goles, el delantero canadiense no pudo conseguir el gran objetivo que tenía: la salvación.
¿Y el Getafe? Nada. Se dedicó a defender, a perder tiempo y apenas buscó la portería de Masip, a quien no vio de cerca. Habrá quien, aplicando la cita de Maquiavelo, el fin justifica los medios, defienda este fútbol de Bordalás. Y es que los azulones sufrieron, intentaron que el reloj pasara lo más rápido posible y alcanzaron la meta fundiéndose en un gran abrazo.