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Golpe de calor

Miami Heat roba el factor cancha en Denver con un último cuarto para el recuerdo

- JUANMA RUBIO

M añana tenemos partido masivo, tremendo. Con un pedazo de esta final, abierta de pronto de par en par, en juego. Porque, después de un asombroso 108-111, la serie por el anillo se va empatada a South Florida, tierra de milagros en estos playoffs. De la Mile High, más de 1.600 metros de altitud, al nivel del mar, a pie de sol y playa: Heat, el calor. Heat, la guadaña. El equipo que nunca se rinde, el que tiene mil vidas. Una historia increíble que demostró en las Rocosas que no juega para inspirar narrativas ni propiciar moralejas. Juega para ser campeón de la NBA.

Porque hasta ahora hemos vistos dos relatos completame­nte diferentes. Así que no sabemos si la realidad es la placidez con la que Denver Nuggets condujo hacia el 1-0 o la desgarrada brillantez, una especie de luz oscura, con la que Miami Heat colocó el 1-1 por la vía del estrangula­miento. Porque el segundo partido, apasionant­e, fue una tenaza en las arterias de unos Nuggets que, o eso pareció, se veían tan favoritos como muchos los sentíamos desde fuera.

Miami Heat, que empezó las eliminator­ias desde el octavo y último puesto del Este, sumó su decimoterc­era victoria en estos playoffs. A tres del título con un Picasso en la dirección de Erik Spoelstra y una noche tremenda en el tiro de tres: 17/35, casi un 49%. Los Nuggets no habían perdido en playoffs como locales (9-1 ahora) y no caían en Colorado, con Nikola Jokic en pista, desde el 12 de marzo. Los Heat no ganaban en la altura de Denver desde noviembre de 2016. Lo lograron en el día D.

Un baile constante y hermético de ayudas y zonas conjuró un fantástico plan defensivo que dejó solo a Jokic, el único argumento de los Nuggets durante un segundo tiempo en el que el serbio, con un esfuerzo emocionant­e, anotó 28 puntos y sostuvo a un equipo que emitía señales de alarma. Los Heat fueron mejores durante más tiempo, sobre todo en un último cuarto pirotécnic­o en el que un 83-75 se convirtió en poco más de nueve minutos en un 95-107. A la desesperad­a, los Nuggets rascaron hasta el 108111 que no se movió en los últimos 35 segundos. En el último ataque Michael Malone no pidió tiempo muerto y Jamal Murray se generó el espacio suficiente para lanzar un triple difícil pero que ha anotado muchas veces. Esta vez lo falló: 1-1.

Jokic acabó con 41 puntos y 11 rebotes. El pívot de Sombor se quedó en 4 asistencia­s (solo una en la segunda parte) por 5 pérdidas, la fórmula para que su rival pueda ganar batallas, veremos si la guerra. El talón de Aquiles de los Nuggets: en playoffs, 0-3 si Jokic llega a 40 puntos y 13-1 si se queda por debajo. Adebayo, excelente, se mató en defensa y acabó leyendo bien el ataque. Butler pasó de puntillas, pero anotó 8 puntos con mucho peso en el último cuarto y un Gabe Vincent iluminado castigó cada descuido defensivo de los Nuggets. Todo son buenas noticias para los Heat, de repente. Y para una final que ha entrado en un maravillos­o estado de incertidum­bre.

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Kevin Love le pone un tapón a Jamal Murray durante el segundo encuentro de las Finales de la NBA en el Ball Arena de Denver.
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