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Kubo y Brais salen de caza

Nueva exhibición del japonés ante las ‘águilas’ del Benfica ● Méndez vuelve a marcar y lleva un pleno en sus tres partidos en Champions

- A. HERRÁN /

La Real juega en la Champions como si atesorara un recorrido kilométric­o en el torneo o sus vitrinas estuvieran alimentada­s con alguna que otra Orejona. Figura en un grupo potente y nadie puede decir que le ha levantado la voz. Compite con más altura en Europa que en la Liga. El Inter tiró de su enorme experienci­a para rascar un punto y Salzburgo y Benfica han parecido equipos vulgarotes al tratar de desafiarle­s. Sus extremos se pasean por Europa sembrando el terror, Kubo y Barrenetxe­a son de un perfil diferente, pero generan mil emboscadas. Y en la zona de creación el triángulo Merino, Zubimendi y Brais Méndez abruma fabricando jugadas en contra de los rivales. Lo del exceltiña es para analizarlo: ha jugado tres partidos de Champions en su vida y lleva tres goles. Fundió los plomos de Da Luz.

La buena noticia para la Real llegó bien pronto, con el anuncio oficial de las convocator­ias. Di María arrastraba molestias y quería forzar, pero quedó borrado finalmente. Un quebradero de cabeza menos, porque su sola presencia amedrenta a cualquiera. El sorbo inicial fue muy reposado. Ambos se dedicaron a anular al contrario, trataban de evitar sustos a toda costa. Frente a la valentía posterior de los txuri-urdin, esa actitud fue después la que condujo todos los pasos del cuadro de Schmidt, que solo pusieron dedicación en los contraataq­ues. No quería bajo ningún concepto que emergiera un choque de ida y vuelta, su presión era tímida y si la Real la burlaba mínimament­e, se encerraban con espíritu carcelario. Si les caía algún balón, no sabían cómo gestionarl­o.

En el 13’ se anuló un gol a Musa por un fuera de juego previo. Era un espejismo. En realidad, las águilas se metían muy atrás, se movían aparenteme­nte medrosas ante la posibilida­d de recibir un gol y no saber luego cómo comportars­e.

La Real estaba cómoda con el balón, era hermana gemela de la que se merendó al Salzburgo semanas atrás. Jurásek intentó salir del letargo con un centro en el minuto 18 que remató desviado de nuevo Musa. Los portuguese­s apenas conectaban con su línea de vanguardia, había una desconexió­n lastimosa. Mientras, la Real llegaba con sencillez al balcón del área de Trubin.

Luego llegó el gol anulado al bando visitante, con centro de Merino que Brais gestionó mal.

La Real saltaba a campo contrario con alas veloces, era efectiva en la presión y crecía en confianza al verse dueña del esférico. Se volcaba más hacia la derecha, donde Kubo hacía magia. Todo estaba bajo control, pero el marcador era roñoso hacia un grupo pletórico, premiando a un Benfica que no salía de esa penitencia­ría en que se convirtió el área de Trubin, ni se arrimaba a Remiro. Una jugada de fantasía del cuadro de Imanol certificó el premio a tanto dominio: Brais puso la firma. Ratificó la ambición europea de este equipo. La Real puede sellar el pase en la próxima jornada.

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Brais Méndez marca tras un pase medido de Barrenetxe­a ante la impotencia de Trubin y de los defensores del Benfica.
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REMATES

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