Un mazazo entre la locura
Berenguer certifica la victoria del Athletic ante el Celta de penalti en el 98’ Siete goles y dos tantos anulados
S an Mamés ya sabía que iba a vivir una noche frenética. Pero pocos podían adivinar que asistirían a cien minutos en el reino de la demencia, de ida y vuelta hacia la enajenación. Siete goles, dos penaltis, dos tantos anulados... y todo se decidió en el minuto 98, con el árbitro por medio, ese actor que tanto avinagra al Celta últimamente.
Berenguer tiró un autopase y Mingueza abrió el brazo fatídicamente. Le dio el balón ahí y era un penalti como una Catedral, como San Mamés. Lo lanzó el propio Berenguer para cerrar un choque divertido, con goles, polémica, jaleos, alternancias en el marcador y mucha tensión, demasiada a estas alturas de la temporada. Los olívicos siguen
● muriendo en la orilla, en la prolongación. Están demasiado desesperados con las últimas actuaciones de los jueces sobre el campo. No se puede rendir bien estando tan atacado, intentando mediatizar al del silbato. La dinámica de protestas les resta energía ante la pelota. La bronca les salpicó al final.
Pasaron tantas cosas que parece imposible resumirlo en una sola crónica. El descontrol fue la tónica dominante. Una montaña rusa sin tregua. Y el Athletic, incapaz de escanear al adversario, no acabó de enterarse de que con meter balones a la olla, la histeria celeste y su debilidad atrás encarrilarían cada vez medio gol. El caos, inexplicable en varias fases del encuentro, gustó a la parroquia vizcaína. Grandes ataques y defensas de Regional.
El Celta, con la baja de Hugo Sotelo a última hora por unas molestias, tenía que dar un golpe en la mesa, olvidarse del árbitro y el VAR, y centrarse en el juego, porque la clasificación aprieta de lo lindo. Benítez dispuso un 4-4-2 con dos líneas tan juntas que casi se montaban, y Larsen y Aspas muy descolgados. Fueron un verdadero dolor de muelas, porque encaraban a los centrales: si uno de estos se equivocaba en la salida del juego, ya estaba el lío montado. A los leones les costaba ver el punto vulnerable ante semejante entramado.
Si los olívicos salían de la cueva lo hacían con firmeza. No tenían prisa, lo principal era estar bien estructurado y mantener el balón. Pillaban al Athletic adelantado y se movían como pez en el agua con los puntas y la colaboración de Bamba. El equipo de Valverde perdía muchos balones en las disputas y los pases. Aspas abrió la lata con un golazo, que rompía la larga sequía desde el 18 de marzo, 25 partidos. Empató Sancet, recuperó la ventaja gallega Bamba, Guruzeta remontó con un doblete, Larsen parecía poner las tablas y sentenció Berenguer justo antes del pitido final. Lo que pudo desnivelar la balanza por medio fue el fallo de Aspas desde los 11 metros. ¿Qué corazón aguanta este desenfreno?
Aspas El punta no marcaba desde el 18 de marzo