Distinción a dos leyendas olímpicas
Ona Carbonell y Lydia Valentín, cinco medallas en los Juegos entre ambas, iluminan con su pedigrí el Premio Trayectoria AS del Deporte
■ Ona Carbonell en un teatro es un pez en el agua. No en vano ha hecho carrera en una disciplina que lleva el arte implícito en el nombre. Es fácil de justificar su presencia ayer en el Teatro Real de Madrid para recibir el Premio Trayectoria AS del Deporte 2023. Ya retirada, esta barcelonesa de 33 años atesora 23 medallas mundialistas (siete de una tacada en Barcelona 2013, algo en lo que fue pionera), más que nadie hasta que Katie Ledecky le superó este verano en Fukuoka, y dos olímpicas.
Recibe este galardón Ona por su enorme contribución a hacer de la natación sincronizada, como también se conoce este ejercicio de precisión, poesía en movimiento, una modalidad con la que siempre hay que contar para el medallero nacional cuando llegan Mundiales o Juegos. Pero también por alzar la voz para solucionar los problemas que aquejan al deporte moderno, con especial acento en el de la conciliación, que ella vivió de primera mano cuando no pudo llevar a su hijo recién nacido a Tokio 2021. Y por seguir queriendo y cuidando al deporte desde su posición en el Consejo Asesor del Deporte Español, pese a que su hoja de servicios y la intensidad con la que se ha dedicado a lo suyo ya le habían garantizado una silla en la eternidad.
No tiene nada que envidiarle en pedigrí Lydia Valentín, que guarda en sus vitrinas cuatro metales munpicos, diales y tres olímpicos amén de otras muchas capturas inAl ternacionales. AI palmarés de la leonesa de Camponara ya, que a sus 38 años ya ha abandonado la alterofilia de élite, hay que adjudicarle adera más el valor extra que da las condiciones en las que come pitió, rodeada de atletas dorraron padas que le cerraron el capodios mino a muchos podios hasta que, años después, se hizo
justicia a la deportividad y limpieza que siempre le guiaron en un mundo en el que ambas cosas eran excepción.
También es de rigor poner en valor las cotas de alcance a las que ha llevado a una disciplina que antes de su aparición pocos ubicaban. Por ese carácter pionero, por haber abierto camino a muchos y muchas que hasta que la vieron subida a una tarima recelaban de los prejuicios asociados a la halterofilia, su trayectoria tendrá siempre un lugar privilegiado en la historia del deporte español, que ayer quedó un poco más reconocido.