Ramis es destituido; sube Manolo González
El club catalán apuesta por el entrenador del filial
Luis Miguel Ramis ya es historia en el Espanyol. El técnico de Tarragona fue destituido ayer tras un paso accidentado, poco exitoso y con unos calamitosos resultados fuera de casa. Ramis, de hecho, no ha mejorado los resultados del anterior técnico, Luis García, al que sustituyó el pasado 5 de noviembre. El entrenador deja al equipo tercero, a un punto del segundo y a cuatro del líder, tras haber dirigido a la plantilla durante 16 partidos de Liga y dos de Copa. La mala dinámica fuera de casa y los últimos dos empates ante Huesca y Alcorcón le han condenado. Manolo González, hasta ahora técnico del filial, asume el cargo de primer entrenador. Hoy será presentado y el domingo debutará en Zaragoza.
La destitución de Ramis era en cierta medida una cuestión de tiempo, una crónica de una muerte anunciada, tras el descalabro monumental del equipo ante el Eldense hace un mes y medio. Criticado por la grada, que pidió su dimisión en varios partidos y con una propuesta futbolística muy controvertida, el de Tarragona nunca ha logrado que la masa social espanyolista se sintiera identificada con él. Por los planteamientos futbolísticos defensivos, conservadores, pero sobre todo por un discurso que sentó desde el primer día como un jarro de agua fría.
Ramis se hartó de repetir que el Espanyol no era más que nadie en la categoría, que era un equipo de Segunda y que como tal debía plantear y jugar los partidos. Desde el entorno, también ahora desde la dirección deportiva, se entiende que el Espanyol no solo debe salir a ganar siempre, sino que debe intentar someter a unos rivales que por historia y presupuesto están muy lejos de los pericos.
Relevo Los malos resultados a domicilio y su discurso conformista, claves
Oficial. Pocos minutos después de comunicar el adiós de Ramis, el club hizo oficial que Manolo González será el técnico del primer equipo en las 12 jornadas de Liga que faltan.
El lucense es el elegido para lograr el tan ansiado como necesario ascenso a Primera en su primera experiencia en la élite. El buen trabajo en el Espanyol B, donde llevaba una derrota en 12 jornadas, es su gran aval.