Para el Dortmund
Cuando era chico, me hacía especial ilusión que me dieran una vez al año una hucha amarilla y azul en el Colegio Claret de Madrid y salir a la calle a pedir dinero para el Domund (Domingo Mundial de las Misiones). La verdad es que nunca fui descarado y me daba cierta vergüenza plantarle la hucha en la cara a una señora o a un señor y pedir pasta por todo el morro. En esta Semana Santa, en lugar de salir con nuestras huchas a la calle a pedir dinero para el Domund, los del Atleti tendremos que salir con nuestras huchas a pedir ánimos para el Dortmund.
Este parón de selecciones nos ha llegado en horas bajas. Tras la euforia del Inter llegó el bajón del Barça, con la consiguiente coña de que João Félix solo juega bien contra el Atleti, y solo marca contra el Atleti. El caso es que la Liga se nos complica mucho, ya que al Athletic le está pasando lo contrario que al Atleti en el parón de selecciones: euforia absoluta en Bilbao tras habernos adelantado en Liga y con la final de Copa en el horizonte. Mejor, imposible. Y, nosotros, peor imposible. Nos queda, eso sí, recolectar ánimos para el cruce con el Borussia. Necesitamos no sólo buenos resultados para pasar la eliminatoria, sino también para seguir por delante del Barça en el ranking europeo, con objeto de entrar como uno de los doce mejores del continente para el Mundial de Clubes 2025.
Sería importantísimo que el Atleti fuera el segundo club español que entrase en ese superselecto puñado de equipos que conformarán esa lista. Supongo que en las oficinas colchoneras se estarán frotando las manos ante dicha posibilidad. Pero lo que toca ahora es arrimar el hombro y sacar al equipo del hoyo. Simeone es experto en estas lides. El equipo suele hacer un último tercio de temporada bastante bueno habitualmente, en lo que respecta a la Liga. Así que confiemos en el mago. De momento, a ver si recuperamos a Griezmann, y no sólo físicamente. La alegría relativa del francés es muy importante en la alegría absoluta del Atleti, y ahora mismo Astérix necesita un traguito de poción mágica.
Lo que toca ahora es arrimar el hombro y sacar al equipo del hoyo; confiemos en el mago