El microondas Brizuela derrite a la Penya
El Barça respira con un triunfo cómodo en el derbi
Darío Brizuela, jugador ciclotímico en ocasiones pero con un carácter innegable, virtud muy valorada en el Palau estos días, más después de los síntomas de poca dureza que dejó su equipo en Estambul y Atenas, sacó de la mala racha al Barça y le alegró el derbi a los culés (75-93) ante un Joventut que está lejos de sus mejores días. Ausente de la Copa de Málaga en febrero y recientemente eliminado en París de la Eurocup, vive fuera de los puestos de playoff. Exceptuando momentos muy puntuales del partido, como cuando consiguió levantar varias ventajas de más de diez puntos en los dos primeros cuartos hasta que se adelantó (34-33), no ofreció una resistencia real a un Barça que, además de Brizuela, se apoyó en Satoransky y Vesely, dos profesionales que jamás se toman un día libre. La unidad nacional también contribuyó. Ricky, más allá de sus números y de los golpes que se llevó en los dos primeros cuartos, aclaró mucho el ataque azulgrana. Pasito a pasito, va a más. Abrines también colaboró en la tarea con sus triples. Y, aunque jugó poco, Parra tampoco se escondió en su vuelta a casa.
El Barça cruzó la ciudad para jugar el derbi en Badalona en una situación delicada. El triunfo, comodísimo, tampoco disimula una escena apurada en la clasificación. Pero sí calma un poco el entorno, inquieto por la posibilidad de empezar los dos playoffs (ACB y Euroliga) sin ventaja de campo. El Joventut hizo la cuerda dos cuartos. Sobrevivió a fuerza de los tirones de Feliz y Brodziansky, pero no fue coral. Todo lo contrario que el Barça, que movió con frescura el balón. El dato de las asistencias (6-19) resultó demoledor.
El partido, en fin, se rompió en el tercer cuarto cuando Brizuela entró en combustión. El Joventut se quedó sin respuestas y se abandonó hasta tal punto que, sin opciones de nada, Carles Durán decidió hacer debutar a Ian Platteeuw, belga de 16 años y 142 días. Curiosamente, el segundo jugador más joven en debutar en ACB en la Penya por detrás de… Ricky. La afición verdinegra aplaudió su canasta y su tapón a Willy al grito de “MVP”, pero a casa se fue con una dura derrota ante el eterno rival.