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España y Brasil, un empate de brava rivalidad

- ALFREDO RELAÑO @as_relano

No quisiera ser pesado con el asunto, pero Brasil salió en el Bernabéu con los mismos once que jugaron y ganaron en Wembley, mientras España daba un vuelco al equipo inicial ante Colombia, del que sólo repitió Laporte. Una selección que va a por todas donde sea, otra que viaja con un cuadrante de minutos para que nadie se enfade. Eso fue lo primero señalable del partido oportuname­nte convocado para mejorar nuestra mirada hacia esa pulsión horrible que es el racismo, y que tuvo a Vinicius como foco de atención. Con buen criterio, Brasil le dio la capitanía. Él ha sido el hombre que nos ha puesto el dedo en la llaga, el que ha provocado reflexión y reacción ante un tema que mirábamos con indiferenc­ia.*

Luego se le vería despistado, en especial en la primera parte. Como si tuviera demasiadas cosas en la cabeza, y así sería. El papel que él suele hacer en el Madrid lo hizo Lamine para la Selección, con escapadas que ponían en pie el estadio. En una de esas fabricó un penalti, porque aunque aún sea un pipiolo ya sabe latín e informátic­a. Lo transformó Rodri, y a ese primer gol vino a sumarse otro, sensaciona­l, de Olmo. España mandaba, jugaba, hundía a Brasil y amasaba una victoria clara pero, lástima, un error de Unai con el pie facilitó que Rodrygo, el mejor de Brasil, acortara la ventaja española. Todo ello dentro de un partido de rango, pierna fuerte, chispazos y un aire nada amistoso.

Brasil regresó del descanso con cuatro cambios y propósito claro de dar la vuelta al partido, y tardó poco en empatar, con gol del comparecid­o Endrick, que entre Rodrygo y Vinicius compuso un trío de ataque madridista. De ahí en adelante, el partido se rompió y se endureció. El público del Bernabéu se sumó al ambiente desagradab­le pitando a Morata por atlético, y Endrick se salvó inexplicab­lemente de la expulsión. Sólo Lamine rendía culto a la belleza del fútbol y por él llegó la jugada de un nuevo penalti, este hecho a Carvajal, que transformó de nuevo Rodrigo para irritación de los brasileños. Casi hay que agradecer que en el último instante Brasil alcanzara el 3-3 con otro penalti, que restituyó la Paz.

El público del Bernabéu

se sumó al ambiente

desagradab­le pitando

a Morata por atlético”

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Paquetá, con Cucurella.
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