Infinito Ruiz
El multimedallista estará en sus octavos Juegos ● Es el tope histórico para un paralímpico español
Casi 30 años, más de la mitad de su vida, le ha costado a José Manuel Ruiz (Guadix, 16 de julio de 1978) conseguir lo nunca visto en el deporte paralímpico español y casi nunca en el olímpico: alcanzar las ocho participaciones en unos Juegos. Las tiene ya en su mochila con su clasificación para los de París. Una cifra que le emparenta con Chuso García Bragado, presente desde Barcelona 1992 a Tokio 2020 (aplazados a 2021 por la pandemia), y le desliga de Purificación Santamarta, atleta ciega que estuvo en siete.
“Se suele decir que lo difícil no es llegar, sino mantenerse”, arranca la conversación telefónica con una lección de vida una persona que es una lección de vida en sí misma. “Todo deportista sueña con acudir a unos Juegos. Cuando llegas a ocho, que no lo había conseguido nadie en España a nivel paralímpico, pues no debe ser fácil. Es también un premio a un trabajo que venimos haciendo a lo largo de mi trayectoria”, resume lo que significa para él la efeméride, que ocupa un lugar “muy, muy importante” en su carrera.
Una trayectoria con más de 30 medallas entre Europeos y Mundiales y cinco metales olímpicos, además de hitos como ser el único que en los últimos 30 años ha participado en la Superdivisión, la principal categoría para palistas sin discapacidad del tenis de mesa nacional. En este tiempo él aprecia una evolución sensible en lo paralímpico, tanto a nivel social como deportivo: “Desde un punto de vista social o educativo, como lo veo yo porque también soy docente (es profesor de educación física y ha trabajado en varios programas con la Junta de Andalucía), se ha normalizado. En medios de comunicación la visibilidad no tiene nada que ver; en reconocimiento económico tampoco. Se han dado pasos gigantescos. Ahora se han equiparado los premios olímpicos. En Atlanta (1996), Sídney (2000) y Atenas (2004) no teníamos ninguno”, subraya, y sitúa a España en un “top-10” mundial en este aspecto.
Con él no ha podido ni la agenesia congénita que le dejó sin parte del brazo derecho, ni la pérdida del ADOP por no conseguir medalla en Tokio, pese a que llegó tras una rotura del Aquiles. Y, si le dejan y mantiene “la motivación”, quizá intente los novenos. “No me gusta cerrarme puertas”, sentencia.
Empate
Ocho ediciones, las de García Bragado, son también el récord olímpico