Muchas curvas al borde del precipicio
Partidazo y despárramo de goles La eliminatoria se queda donde estaba, pero el City es invulnerable en casa
Los dos últimos campeones de Europa surgieron de lo que parece un cruce inevitable: Real Madrid vs Manchester City, dos potencias que se reúnen cada año por estas fechas y brindan partidos muy particulares en el Bernabéu. Hace dos años, el Real Madrid remontó tan a última hora que una tormenta de entusiasmo sucedió a la incredulidad. En 2023, el partido fue táctico, cauteloso, escaso en oportunidades y con pocos goles (1-1). Esta vez desparramó goles, seis nada menos, y volvió a terminar empatado. Un gran partido con errores graves en los equipos, defectos en el juego y una sensación trepidante que deja la eliminatoria donde estaba y un factor que hasta ahora el City ha aprovechado con tremenda eficacia: en su campo es casi invulnerable.
Partido tan raro como vibrante, presidido por goles de gente decidida: Bernardo Silva, para aprovechar una rendija en un tiro libre; Camavinga, para romper por el medio, acomodarse y embocar desde lejos, desvío mediante de Rúben Dias, primer remate del Madrid, por cierto; y Rodrygo para correr a la espalda de Akanji, recortar y colocar la pelota junto al palo, previo desvío del central. Segundo remate, segundo gol del Real Madrid.
En menos de 15 minutos, el City pasó de una situación inmejorable a una de las posiciones más delicadas en el fútbol: remontado en dos jugadas sucesivas y el Bernabéu inflamado. El Madrid se encontró en el lugar menos deseable (salir a jugar con un gol en contra frente al campeón de Europa) y diez minutos después, en el momento perfecto para zarandear a su rival, algo muy propio de un equipo que olfatea la sangre como nadie en la Copa de Europa y muy especialmente en el Bernabéu.
De todo lo que sucedió después, quedó el eficaz proceso de recuperación del City. Sintió el shock de los dos goles, pero no dobló la rodilla. Fue menos pulcro con el balón que de
● costumbre, sus jugadores más competentes (Rodrigo, Bernardo Silva y Foden) provocaron incendios con su imprecisión en los pases y la carta de Haaland fue inutilizable desde el comienzo. Rüdiger no dejó respirar al gigante noruego. El duelo estará servido en el Etihad.
El Madrid dispuso de un par de buenas ocasiones para mejorar el resultado. Sin embargo, dio la impresión de estar más atento a vivir de los errores del City que de aprovechar la conmoción de su rival. Le tenía cerca de la lona y prefirió la cautela. Minuto a minuto, el equipo inglés se repuso, en gran medida a través de dos jugadores bajo sospecha mediática esta temporada: Gvardiol y Grealish. En un partido donde abundaron los errores en los controles y los pases, el ala izquierda de los ingleses jugó con serenidad, acierto y ritmo conveniente.
Bellingham se emparejó con Rodrigo, sin éxito hasta cierto punto. El del City estuvo incómodo desde el primer minuto, evidencia que Jude desaprovechó. No marcó diferencias, cosa extraña en un jugador acostumbrado a ello. Se perdió entre quejas al árbitro.
El City, sin Ederson, Walker, Aké y De Bruyne, indispuesto a última hora, salió renovado del descanso. Impuso su juego, se equivocó menos, convirtió la posesión en un ejercicio doloroso para la fatiga del Madrid, hundió a los locales en su área y aprovechó dos tirazos de Foden y Gvardiol. Si los tres primeros goles fueron de jugadores decididos, al amparo de errores o desvíos, los tres siguientes fueron impecables, extraordinarios, interpretados por tres atrevidos. Valverde fue el tercero en aparecer con una volea preciosa, marca de la casa.
Empate, en definitiva, que no modifica lo que se presumía de los dos equipos: el Madrid sabe correr y hacer goles; el City sabe extenuar a sus rivales, llevarles contra las cuerdas y encontrar las rendijas necesarias. Dos maneras de interpretar el fútbol. Dos potencias volverán a reunirse el miércoles en Mánchester.
Inutilizado La carta de Haaland fue anulada por Rüdiger desde el principio
Bellingham El crack inglés se perdió entre quejas al árbitro