La raza de un campeón
Rahm sortea la tragedia en un final de vuelta apoteósico ● Tiger bate un récord
Con Augusta convertido de nuevo en una charcutería por el viento racheado (solo ocho de los 89 participantes jugaron bajo par al cierre de esta edición), una cara B del vigente campeón, Jon Rahm, se vio abocada ayer a un ejercicio de supervivencia. Sobrevolaba la maldición española, la que ha impedido pasar el corte al año siguiente a todos los campeones nacionales salvo Olazábal en 1995, y peligraba la racha de 17 superados de forma consecutivamente en los grandes por el vizcaíno, todos desde el PGA de 2019. Finalmente esquivó la primera y mantuvo la segunda con un tramo final apoteósico, el de un golfista configurado para ganar.
El día se había torcido desde el 1, cuando la fuerte brisa, una bendición para los ‘patronos’ ante el sol abrasador de Georgia (EE UU) y una maldición para los golfistas, le ‘vaciló’ por primera vez. Andaba ya Rahmbo cuadrado para afrontar un putt de par comprometido cuando una mala racha le apartó de la bola. Lo embocaría, pero a partir de ahí la cosa devino en thriller: bogey al 3, bogey al 6, oportunidades de birdie malogradas en el 9 y el 10, bogey al 11 y el doble bogey que desató todas las alamas en el 14, con un tripateo desde dos metros y medio. El paciente no tenía pulso, o al menos eso parecía, porque de repente los picos volvieron al oxímetro con birdies consecutivos al 15 y 16, desde algo más de cuatro metros en el primero y con un purazo desde 15 en el segundo. La clase de reacción de un auténtico campeón, algo empañada por el bogey al 17, que no pasó a mayores. La chaqueta verde, eso sí, le queda este año fuera de alcance.
Quien sí dijo adiós (no a la prensa, a la que no quiso atender) fue Sergio García, que empezó a desatar con su bogey al 7 una ciclogenesis explosiva de desgracias. Jugó el tramo del 11 al 18 en +6 y concluyó con +7 en el total. Olazábal (+6) por su parte apuntaba a la salvación por los pelos. No como Jordan Spieth (+9) o el vigente campeón del British, Brian Harman (+8). El liderato en casa club lo compartían al cierre de esta edición, en -6, DeChambeau y Homa.
Tiger. De Tiger Woods cabe esperar lo que dijo antes de arrancar el 88º Masters, que se ve para ganarlo, y también lo que seguramente ocurrirá finalmente, que no lo ganará. Es hoy por hoy la paradoja del Tigre, cuyo instinto de campeón se mueve en dirección contraria a un cuerpo cosido por las cicatrices. Su realidad, por mucho que se empeñe en negarla, es pelear el corte. Y vaya si lo peleó. En los 13 hoyos que pudo jugar el jueves tras el retraso provocado por el mal tiempo y en los 23 que le tocó jugar ayer para ponerse al día, al par en los 18 de la segunda vuelta, +1 en el total. Suficiente para pasar el fin de semana en Augusta y batir así el récord de participaciones consecutivas jugándolo, 24, una más que Fred Couples y Gary Player. Otra plusmarca en su almanaque en este campo, que fue el más joven de la historia en conquistar (con 21 años y 104 días).
Españoles
Olazábal (+6) se salva por los pelos, Sergio García (+7) dice adiós