A lo grande
Nadal hechiza al Godó en su reaparición ● Sin dolor, acomodó su saque ● De Miñaur (16:00), la prueba del algodón
Me lo tomo como mi último Godó”, aventuraba Rafa Nadal en el anuncio de su reaparición. 103 días después, en competición. Tres años, en el Barcelona Open Banc Sabadell, del que es amo y señor con 12 títulos. Y con una cierta sensación de querer revivir un recuerdo proustiano, sentir una vez más lo que un día fue, inmortalizar el momento, despedir a su ídolo, atiborró la concurrencia la pista que lleva el nombre del manacorí en el Real Club de Tenis de Barcelona. Pero incurrían en un error: Nadal no es el recuerdo de un pasado glorioso. Nadal es presente. Si ha decidido jugar pese a sus molestias abdominales es por algo.
Anunciaba el juez de silla “al servicio, Rafa Nadal” y la pista central del Godó se fundía en una ovación. Dispuestos a celebrar cada golpe ante el italiano Flavio Cobolli, cada instante como si fuera a ser el último, animaban los aficionados a Nadal ante una doble falta en el primer juego que levantaba algunas dudas. O que las hubiera levantado con otro tenista. No con él. Porque no es que se repusiera de esa nimiedad, es que fue desempolvando a ráfagas destellos de su gran tenis. Y al compás de los “¡oh!” o un clasiquérrrimo “¡Vamos, Rafa!” que se expandía como una avalancha de felicidad, Nadal pasaba del 0-30 inicial a ganar el primer juego.
Se soltaba en el cuarto con una prodigiosa dejada. Mantenía la forma ante el italiano, de 21 años, en los puntos largos. Subía a la red. Y le arrebataba el saque. Y en el suyo tampoco escatimaba, buscando una postura cómoda y con menos velocidad que de costumbre, hasta ganar en blanco el 5-2. Antesala de otro break y el primer set, 6-2, por los viejos tiempos. Y Cobolli, que igual que el manacorí pudo ser futbolista (militó cinco años en la cantera de la Roma como lateral), que se decidió por el tenis en 2016, cuando su adversario ya lo había ganado todo, y que de no haber sido deportista asegura que habría querido ser bombero, tuvo que apagar fuegos ya en la segunda manga.
No se amedrentó Cobbo, que inició ese set planteándole una bola de rotura a Nadal, que sufrió otra en sus carnes acto seguido pero que se la devolvió, justo cuando el tenista español empezaba a volar desplegando su mejor repertorio.
Ya no frenó Nadal, directo a la victoria, no importa cuando lo leas. Puede que también hoy, cuando no antes de las 16:00 se mida con Álex de Miñaur, teóricamente mucho más en forma. Pero Nadal es el Godó. Y el Godó es Nadal.