Agarrón, embestida y fiesta
El Castilla firma la salvación virtual tras ajusticiar al San Fernando gracias a Álvaro y a pesar del colegiado
Respira el Castilla tras hiperventilar. La orilla está más cerca. Mucho más. Virtualmente, los de Raúl la tocan y evitan el infierno. En un partido de tensiómetro. Con Álvaro Rodríguez como héroe, evitando que Martínez Montalbán, el colegiado, y Lucas Cañizares fuesen los villanos. Una tarde en la que apenas comenzó a rodar el balón, la presión tomó cuerpo. Un resbalón acercaba el averno. Un paso adelante lo alejaba. El San Fernando comenzó mandón, pero romo. Olfateaban el gol sin pegada. Y sin paraíso y con las estrecheces clasificatorias, aparecen los nervios. Los errores. Uno por bando que cambiaron todo y nada.
Primero un resbalón. Se escurrió la zaga azulina y allí estuvo David González para servir un centro medido. Y el Toro embistió. Nico Paz tuvo tres sentencias y de repente, jarro de agua helada. Cabezazo de Blanco al contragolpe y error grosero de Cañizares. Mucho. Ni paró ni blocó. A la orilla del descanso se rompieron los remos. Sufrir y soñar para volver a empezar.
Tras el refrigerio, tanteo y clamor. Un penalti clarísimo de José Carlos sobre Álvaro, un agarrón que sólo se perdió el colegiado, se fue al limbo. No se lo creía el Toro pero se recompuso. Acarició el segundo al taponar un despeje de Arana y minutos después, cambió el trombón por el violín. Pase filtrado a Palacios y zarpazo. Un gol de oro. Y el broche, Álvaro. Siempre Álvaro. Sobre la bocina dribló y fusiló. Llevaba siete partidos sin celebrar y lo hizo por partida doble. O triple, porque tras el agarrón y la embestida llegó la fiesta. Con cuatro partidos, el pozo que marca el San Fernando está a nueve puntos. El Castilla aleja los fantasmas.