En modo “espectacular”
Alcaraz tumba a Seyboth y se cita con Struff, su rival en la final el año pasado
Desde que cayó contra Rafa Nadal en la segunda ronda de 2021, Carlos Alcaraz no ha perdido un solo partido sobre tierra batida española (23-0). Lo ha ganado todo, dos títulos en Barcelona y otros dos en Madrid, más el partido del pasado viernes contra el kazajo Alexander Shevchenko y el de ayer ante Thiago Seyboth Wild (doble 6-3 en 75 minutos), ambos en el Masters 1.000 de la capital. Podría decirse que el murciano de 20 años venció al brasileño, de 24 y 63º del mundo, casi sin querer.
Porque, además, el día y el ambiente no ayudaban, eran fríos, y el propio Alcaraz actuó con el freno de mano puesto, a la espera de que el rival cayera por su propio peso. Y lo cierto es que le dio muchas facilidades (23 errores no forzados y nueve winners). Más allá de un golpeo aceptable (por potencia) de derecha, el paranaense no tuvo mano para apretar al bicampeón, que se enfrentará mañana en la jornada de octavos a Jan-Lennard Struff, su rival en la final de 2023. “Ojalá vaya como el año pasado, sabemos el jugador que es y su nivel. Vamos a tener que ponernos las pilas y dar el 100%, será un partido un poco incómodo de jugar, pero creo que la gente lo va a disfrutar”, avanzó el prodigio de El Palmar.
Alcaraz no necesitó recurrir ni a un 50% de su tenis (20 golpes ganadores, 12 de ellos de
drive, y 18 errores) para batir a Wild. Hizo lo que tenía que hacer y lo ejecutó bien, aunque con el segundo set completamente dominado y cerquita del rosco, perdió su saque y alargó el encuentro innecesariamente. O no, quién sabe. Lo mismo le venía bien coger un poco más de ritmo al solecito que se dejó ver en los últimos minutos sobre la Caja Mágica. “Me he encontrado muy cómodo, cerrar los partidos nunca es sencillo, llevaba tiempo sin sentir esos nervios y me ha costado un poco. Contento de haberlo sacado adelante y tener otra oportunidad. Era una prueba de fuego y me he sentido espectacular”, dijo después de celebrar el triunfo y dedicárselo a su padre, Carlos, que cumplía años. “Esta va por ti, papá; felicidades”, escribió en una cámara.
Davidovich.
Alejandro Davidovich, por su parte, seguirá teniendo en los octavos de final del pasado año su techo, pues el malagueño de 24 años cedió ayer, en la tercera ronda del torneo, un partido que por momentos pareció decantarse de su lado pero terminó en el zurrón del ruso de 26 Andrey Rublev: 7-6 (10) y 6-4 en 2h05. Este se medirá en octavos con el neerlandés Griekspoor, que sorprendió a Rune, undécimo favorito, con un 6-4, 4-6 y 6-3.