El milagro de Mendilibar en El Pireo
Algo debe tener el Olympiacos para que, doce años después de su última experiencia allí, Ernesto Valverde siga declarando que es su segundo equipo después del Athletic.
El Txingurri debió festejar el jueves el triunfo del conjunto del Pireo ante el Aston Villa con un estallido de felicidad: su excompañero en el Sestao y buen amigo desde entonces, José Luis Mendilibar, acababa de clasificar al conjunto heleno para su primera final europea. Algo habrá que hacer para certificar este hermanamiento insospechado: quizá un partido amistoso de los griegos en Las Llanas.
Que a Mendi le lleguen estas alegrías en el tramo final de su dilatada carrera como entrenador —sin ánimo de querer retirarlo aún, ni mucho menos— está llenando de alegría a muchos aficionados del fútbol español: es un tipo que cae bien, quizá porque reivindica lo llano y lo sencillo. Lo del Sevilla en Budapest fue apoteósico, pero es que esta hazaña parecía aún más improbable. Tanto el Aston Villa como el Fenerbahçe eran claros favoritos en los cruces de semifinales y cuartos, pero a los ingleses los destrozó y a los turcos les echó en una tanda de penaltis en la que el héroe fue el joven guardameta Konstantinos Tzolakis, al que el técnico de Zaldibar dio la titularidad contra todo pronóstico. Y más asombroso aún había sido remontar ante el Maccabi Tel-Aviv tras un 1-4 en la ida en el Karaiskakis que parecía una sentencia fatal e incontestable.
En la final, que ahora se dice que podría moverse de Atenas -lo cual sería una mala noticia para una hinchada que ya celebraba poder jugarla casi en casa-, la Fiorentina partirá de nuevo como el equipo más fuerte. Pero seguro que andan ya preocupados por la llamativa eficacia goleadora de Ayoub El Kaabi, un delantero marroquí que ha alcanzado el estrellato a los treinta años de edad con sus diez goles en ocho partidos de la Conference League. Este torneo, tan ninguneado por aquellos sectores elitistas que sólo disfrutan con lo mejor, vino para escribir este tipo de historias.
Lo del Sevilla fue apoteósico, pero es que esta hazaña parecía aún más improbable