A cuartos de cabeza
Carlos Alcaraz supera un bajón después de dos muy buenos sets para vencer a Humbert ● Mañana se mide en cuartos con Paul
Wimbledon se ha convertido para Carlos Alcaraz en un torneo indoor. La lluvia no cesa estos días en el distrito SW19 de Londres y tanto en la pista central como en la 1, no le queda más remedio al torneo que usar el techo retráctil. Ayer cayó un buen chaparrón al comienzo del partido de octavos del español contra Ugo Humbert (26 años y 16º), tan sonado que el ruido de las gotas de agua sobre el Gore Tenara de la estructura de 3.000 toneladas y 5.200 metros cuadrados impedía escuchar el conteo del juez de silla. En esas condiciones ganó el español al francés por 6-3, 6-4, 1-6 y 7-5 en tres horas. La tormenta hubiera sido perfecta para Carlos de no haber sufrido un bajón en el tercer set y parte del cuarto que alargó el partido. Aunque, finalmente, fue su determinación la que le dio el triunfo.
Lo importante es que Alcaraz, vigente campeón, jugará mañana los cuartos de final del Grand Slam británico por segundo curso consecutivo. Lo hará contra el estadounidense Tommy Paul (27 años y 13º), que acabó con la positiva andadura de Roberto Bautista en el All England Club (6-2, 7-6 (3) y 6-2).
Los dos primeros sets fueron bastante plácidos para Charly. Tenía claro el plan de juego, que pasaba por buscar con insistencia el revés del galo y estar atento a sus servicios abiertos. “Jugar contra zurdos siempre es difícil. En Queen’s jugué mi primer partido contra un zurdo sobre hierba (Draper) y aprendí algo. Los cortados a ese lado… Me he sentido bien, a un alto nivel. Intento no pensar que juego contra un zurdo y hacer mi tenis”, reconoció. Le ayudó el comportamiento de un Humbert fallón, que no utilizó bien su principal virtud tenística, el saque. Para colmo, el punto ganador de la segunda manga, lo acabó Alcaraz con un esprint tremendo para alcanzar una dejada. “Si yo hubiera sido el comentarista… hubiera dicho ‘increíble’. Intenté mostrar al rival que no importaban sus golpes, que iba a estar ahí. Ese soy yo”, explicó. Solo había cometido 13 errores no forzados.
Lo normal es que Ugo se hubiera hundido en la miseria, pero, por el contrario, se relajó. No tenía nada que perder y ya había empezado a ser un poco más agresivo y valiente. Eso y el apagón de Carlos le permitieron acortar distancias con inesperada holgura y encarar el cuarto parcial con esperanzas de remontada. “Una cosa son las desconexiones y otra no luchar. Lo intento siempre, en cada juego, cada punto. Pero esos periodos intento que no pasen o que duren el menor tiempo posible”, reconoció.
Charly volvió al partido y capeó el temporal para salvar un 0-40 con el que Humbert, que le restaba muy bien, podía haber puesto un 5-3 a su favor en el marcador. Con algunos aces y su voluntad de hierro, cerró un triunfo importante. Y lo celebró con rabia. Había dado otro paso de gigante en su crecimiento.
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