Infiniti Red Bull
Empieza una nueva era para el equipo Red Bull. Y no será fácil mantener el nivel alcanzado en el último lustro. La marcha de Vettel pone fin a una sorprendente etapa de éxitos por la que muy pocos hubieran apostado para una escudería tan joven. Red Bull Racing nació sobre las cenizas de Jaguar, con más dinero y marketing que resultados, pero las ideas muy claras en una de las mentes más brillantes de la historia de la Fórmula 1: la de Adrian Newey. El genio aceptó el reto después de rechazar ofertas de mucho mayor prestigio histórico y, posiblemente, la misma cantidad (o más) de ceros en el cheque. Pero le motivaba el potencial de este nuevo equipo nacido ya en la era digital de la F1. Tres años de rodaje, ajuste y desarrollo de toda la maquinaria (incluidos sus coches) y los primeros resultados empezaron a cuajar. Red Bull pasó de ser un equipo de circo a asomar el morro por los lugares nobles de la parrilla. En cualquier caso, seguían sin tomarles demasiado en serio, con una imberbe promesa alemana y un piloto de segunda fila con poco prestigio como era Webber. Pero lo importante era que Newey siguiera teniendo todos los medios y el tiempo necesarios para darle forma a su gran invento y entonces, cuando eso ocurrió, cayeron tres mundiales de Pilotos y Constructores consecutivos. Red Bull acababa de pasar de ser una de las miles de herramientas de marketing del gigante de las bebidas energéticas al equipo dominador de la Fórmula 1. Por eso, que hace tiempo que nos hayamos acostumbrado a contar con ellos entre los favoritos y que se les exija lo máximo es algo normal, pero si echamos la vista atrás, hace solo diez años no eran más que unos debutantes sin demasiado futuro, al menos en lo deportivo. En cier- ta medida, ya vivimos un avance de esta transición de 2015 en la pasada temporada. La sorpresa de ver a Vettel superado durante casi todo el año (excepto en momentos puntuales) por el recién llegado Daniel Ricciardo anunciaba un claro cambio de ciclo. Hubo que improvisar una nueva jerarquía para el equipo mientras se obligaba a Renault a trabajar a contrarreloj para solucionar los problemas del nuevo motor V6. Con todo ello, al final volvieron a demostrar que cuentan, posiblemente, con la mejor y mayor capacidad de respuesta y desarrollo de la parrilla. Acabaron ganando carreras a
los todopoderosos Mercedes con su inferior motor francés. Ahora, sin Vettel, con Ricciardo y el joven Kvyat, con Newey menos centrado (mantiene su cargo como ingeniero jefe pero ha empezado nuevos retos) y sin alguno de sus mejores ayudantes, Red Bull afronta una nueva etapa dentro de su aún joven proyecto.
Tras su insólita decoración de camuflaje para los tests de Jerez y Barcelona, la estética definitiva del nuevo RB11 ha pasado a ser esta, con una combinación cromática muy parecida a la de las temporadas anteriores
Se han empeñado en complicar mucho a los más observadores el trabajo durante la pretemporada. La decoración del monoplaza en pretemporada hacía más difícil poder escanear las soluciones del nuevo Red Bull. Han cambiado el diseño del morro de quilla para cumplir con el nuevo reglamento. Por otro lado, siguen teniendo uno de los mejores paquetes aerodinámicos de toda la parrilla
Adrian Newey se repartirá su tiempo este año entre la F1 y el diseño de barcos de vela para la prestigiosa Copa del América