MUCHO MÁS 'COUPÉ'
Probamos el nuevo y esperado maxiscooter de la marca japonesa, que se estrena con algo menos de espacio en favor de un mayor dinamismo
HABÍA DOS OPCIONES: LA
VARLE LA CARA a todo lo que había de bueno - que era mucho- en este icono de la practicidad y el espacio, desde 1998... o renovarlo para hacerlo más dinámico frente a una competencia feroz - y cada vez más abundanteen el segmento de los maxiscooters de cilindrada media- alta. Y claramente, Suzuki ha optado por este segundo camino, con un vehículo más que como ellos mismos dicen.
Al sentarme, ya tengo más de la mitad de la moto probada: la postura de conducción ha variado totalmente: ya no vas repanchingado hacia atrás, protegido por un carenado grande y un parabrisas gigante. Ahora, el sofá de casa con ruedas - que tenía su encanto en trayectos largos por carretera- en el que te apoltronabas en el anterior Burgman 400 es un asiento mucho más ergonómico (su respaldo sigue siendo regulable en longitud), mullido, de formas y apariencia más deportivas (una lla-
El buen rendimiento del motor es uno de sus fuertes
mativa costura doble en rojo sobre gris acentúa esta percepción) y bastante más estrecho, que te permite estar siempre a punto para dar gas a fondo, meterte debajo de la pantalla (ahora, notablemente más pequeña y sin las molestas vibraciones que se producían en el modelo antiguo), y tumbar más en curvas cerradas o para serpentear mejor entre el tráfico. Mantiene las plataformas laterales recortadas, para poder bajar las piernas rápidamente en los semáforos, así como el acertado diseño de los apoyapiés delanteros, esenciales para el desahogo de las piernas de las personas altas.
El nuevo motor de 399 cc Euro 4 ha perdido dos caballos de potencia (ahora tiene 30,8 CV), pero a cambio te entrega más par en los regímenes bajos y medios, que es lo que en realidad te interesa en la ciudad para un scooter así. El peso se ha reducido en siete kilos, hasta los 215, con lo que su respuesta brilla más y antes. El sonido es agradable y no hay
La 'look' de la zaga, también con LED, acentúa las cualidades dinámicas de este scooter
retardos desesperantes cuando quieres una aceleración más contundente. A su vez, cuando estás encima de alguna trampa propia del asfalto (línea blanca de pintura plástica, rejilla metálica...) se puede controlar perfectamente el giro de la rueda al iniciar la marcha, para coger velocidad de manera progresiva y segura aunque no se disponga de control de tracción.
Sigo rodando por ciudad, carreteras de circunvalación, tráfico denso, ciudad, rotondas rápidas de diferentes diámetros... Sin duda, este nuevo Burgman es casi igual de confortable en carretera, pero supera a su predecesor en la ajetreada vida urbana, gracias también a formas más contenidas, nuevo chasis tubular, suspensión trasera por bieletas con precarga y muelle ajustable en tres posiciones... El reparto de pesos también ha cambiado para bien y al desplazarse hacia el centro y la parte delantera, la dirección no resulta tan flotante, es más directa y el neumático -ahora, de 15"- transmite más información que antes. El ABS, de serie, es algo más ligero y nada intrusivo en las frenadas, en las que, por cierto, el Burgman 400 cumple hasta mejor que el modelo precedente. Sólo se echan de menos manetas regulables.
En definitiva, este esperado maxiscooter es un nuevo punto de partida de la marca para volver a reinar en el mercado de las cuatro
cientos, que cumple con los nuevos tiempos ( tecnología, eficiencia, agilidad) pero con sus propios argumentos en lo que respecta a calidad y espacio. Cuesta 7.799 euros (6.999, con promoción de lanzamiento) y puedes financiarlo por 125 euros al mes, sin intereses, y ampliar sus dos años de garantía a cuatro, con la fórmula Suzuki + 2.