Sergi Arola responde
En un país de chefs mediáticos, él es uno de los más conocidos y, seguramente, el que menos pinta de cocinero tiene y opina de más temas
COMO TODO CHEF QUE SE
PRECIE, Sergi Arola es un gran viajero. Su aspecto no es pura fachada, porque es un enloquecido fan de numerosos grupos de rock e hizo sus pinitos en la música cuando era un poco más joven. Motero de toda la vida, sus necesidades familiares y ser embajador de la marca Citroën le llevaron hace poco a sentar
la cabeza tras el volante de una Berlingo Multispace de la que, ahora, le cuesta separarse.
AUTO BILD España: ¿ Qué recuerdas mejor: una receta o un coche que te ha gustado?
Sergi Arola. Es que no tiene nada que ver, uno es mi trabajo y lo otro es un placer. Realmente no tiene nada que ver. Para mí una receta es como para Fernando Alonso conducir, es algo que haces de forma natural. Yo no necesito ponerme a pensar: “Espérate que voy a hacer recetas”, me pongo a cocinar y me van saliendo las cosas. Pero cuando me pongo a conducir sí pienso en conducir. Entonces, no es comparable.
ABE: ¿Qué ingredientes tiene que tener el coche para que te guste?
SA: Recordaré siempre los de mi abuelo. Le gustaban tanto que no podía tener coches normales: antes de la Guerra Civil había tenido Bugattis, Studebakers... imagínate. Por las circunstancias, terminó siendo farmacéutico del pueblo, pero seguía sin soportar llevar un coche que viera por la calle. Te estoy hablando de los años 70, y empezó a utilizar Skodas cuan- do el importador de Skoda estaba en Figueras, el único importador de Skoda. El primer coche que se compró de Skoda era gris, como los trajes de los curas y entonces lo llamaba “El Reverendo”. Y luego se compró otro, un Skoda 120, que era el Skoda Coupé, y él decía que era una especie de versión de un Porsche 911 Carrera que hicieron los de Skoda, era como el Porsche Carrera comunista, y a este ya le llamaba “El Súper Reverendo”. Aprendí a conducir con él, recuerdo que tenía dos carburadores y, cuando pasaba de 120 km/h veías cómo bajaba la aguja de la gasolina.
ABE: ¿Qué es lo mejor de ser una celebridad e imagen de Citroën?
SA: La cantidad de gente que conoces y las experiencias que vives. Sí, puedo
ser un cliente muy VIP de la marca, pero creo que lo más bonito realmente es cuando te cogen no por tu dinero, sino simplemente porque se reconoce en ti una serie de valores, con los que se vincula o con los que decide vincularse. Para mí este reconocimiento no es tangible, es más difícil de medir o cuantificar, pero anímicamente es muchísimo más enriquecedor. La clave está en el concepto de Umami, es cuando tú sientes que algo te causa placer, pero no sabes distinguir cuál es esta cosa, es lo que me pasa desde que llevo la Berlingo. Antes me recogían con un BMW 750 del aeropuerto, pero ahora prefiero ir con mi Berlingo, ahora valoro más mi libertad, independencia, que nunca había vinculado a un coche. Y que un motero te diga esto... (risas). Estoy poniendo la Berlingo al mismo nivel que las motos. (No tiene la misma capacidad de carga…) Una de mis primeras motos fue una Vespa y en aquel momento tocaba en un grupo y había hecho mudanzas de casa en la Vespa, con un amplificador, con tres bolsas puestas allí, con dos guitarras y no te ponían una multa, ahora seguramente te meterían en la cárcel por eso o alguna cosa de estas.
ABE: ¿ Cómo crees que será tu próximo coche?
SA: Si Dios quiere, va a ser una furgoneta. Mi mayor revelación, y vuelvo otra vez al Umami, es que estos señores me han demostrado que en mi vida igual no buscaba el coche correcto. Hay una cosa que está estereo- tipada: siempre hemos vinculado el estatus a coches deportivos de alta gama, pero quizá he madurado y pienso de otra manera. Tú tienes un Porsche Carrera, pero los que llevas atrás están incómodos. Entonces, me parece ridícula la gente que tiene coches para diferentes usos, porque con uno solo puede hacer el 50% de lo que quiere. Con mi Berlingo puedo hacer el 100% de las cosas que hago, porque al final no tengo que correr más de los que correría con un Porsche, porque vamos por la misma autopista y tenemos que respetar el límite de velocidad de 120, y yo a 120 en la Berlingo voy de cine, y mucho más cómodo. Por eso, para mí, la Berlingo es puro Umami. Aunque habrá que probar la Space Tourer...