TEST: Volvo XC60 T8
La potencia de dos corazones hacen del XC60 Plug- in Hybrid un coche realmente eficaz. Lo ponemos a prueba para descubrir si también es realmente bueno
HOY EN DÍA PARECE QUE TODO EL MUNDO PIENSA:
diésel mal, eléctrico bien. Volvo no lo ha dicho tan claramente, pero parece que lo insinúa, ya que está configurando su gama dando la espalda al gasóleo. Por el momento, la transición pasa por modelos con dos motores, como el XC60 T8 de es- ta prueba, un híbrido enchufable que debe demostrar si su sistema con un motor gasolina más otro eléctrico es una alternativa realmente buena a los turbodiésel.
La verdad es que si hablamos de empuje y respuesta dinámica, desde luego, mantiene el tipo más que bien. Cuenta con un corazón eléctrico y un dos litros de cuatro cilindros con turbo y compresor que, en total, entregan 407 CV. Y el empuje se nota especialmente en las ganas con las que sube la aguja del cuentavueltas desde la zona baja. Te lo resumo con un par de cifras: las 2,1 toneladas que pesa este modelo sueco pasan de 0 a 100 km/h en 5,3 segundos y la ve-
locidad punta es de 230 km/h. Eso sí, según como conduzcas, deberás llevar tu monedero bien surtido de billetes...
Me explico: el XC60 T8 es capaz de recorrer hasta 42,8 km solo en modo eléctrico. De modo que con una conducción pausada, en nuestro test de consumo ha arrojado un dato muy contenido, de solo 6,1 litros a los 100 kilómetros. Pero si quieres sacarle la quintaesencia y disfrutar de su poderío, ojo... esta cifra se duplica (e incluso más) fácilmente.
Y si te estás preguntando si en carreteras de montaña se nota el gran volumen y peso del sueco, debo confirmarte que sí, sin duda, repercuten en el comportamiento de este SUV premium, que no se muestra demasiado ágil para la generosa potencia de su conjunto mecánico.
No ayuda una dirección que, a mi parecer, debería tener una respuesta más precisa y adolece, como es costumbre en la marca escandinava, de un radio de giro demasiado amplio, que te pone las cosas más difíciles de la cuenta en garajes estrechos. Además, con las llantas de 20
La dirección debería tener una respuesta más precisa y adolece de un radio de giro demasiado amplio
pulgadas y el chasis deportivo, no se puede decir que haga desaparecer las irregularidades del asfalto, precisamente. No obstante, hay que precisar que en ningún caso castigará tu espalda.
A lo que sí que no se le pueden poner pegas es a sus frenos. Volvo apuesta por la seguridad y lo demuestra en cada detalle. Especialmente en este apartado, porque me parece formidable que esta mole de dos toneladas logre detenerse desde 100 km/h en tan solo 37,5 metros.
Analizo el interior y encuentro un ambiente realmente refinado que presume sin complejos de la calidad de ajustes y materiales típica de la marca sueca. Esto es algo que, claramente, inclina la balanza hacia una experiencia definitivamente confortable en todo tipo de terrenos.
Desde luego, el habitáculo admite pocas pegas. Hay que decir, eso sí, que el manejo de los menús y submenús de su enorme pantalla táctil de nueve pulgadas requiere un periodo de adaptación. No obstante, me parece una maravilla, sólo comparable (lejanamente) a Tesla. Y es que su tecnología tipo tablet es realmente avanzada.