EL ÚLTIMO DE LOS MOHICANOS
El nuevo Jeep Wrangler une capacidades offroad con tecnología avanzada. Nos ponemos en ruta al volante de una auténtica leyenda
HAY QUE PONER LAS LUCES
DE EMERGENCIA de un coche en el rincón más apartado del mundo? ¿Es necesario un asistente que avise de la presencia de otro vehículo en el ángulo ciego del retrovisor? ¿ Para qué hace falta un sistema Start-Stop sobre riscos y piedras? ¿Y para qué diantres necesita un heroico indio una puerta trasera de magnesio? Muy sencillo: porque puede. Te lo explicamos.
Como si fuera el último mohicano, el Jeep Wrangler permanece fiel a su espíritu puramente todoterreno. Pero también adopta elementos de coche civilizado, incluida una pantalla táctil en su interior. Los tiempos modernos imponen su ley y hasta los coches más salvajes e indómitos, como este TT puro, se deben plegar a sus requerimientos. Y nos ponemos al volante para comprobar hasta
“Tan pronto como anunciamos una revisión estética de nuestro icono, la enorme comunidad de fans de Jeep puso el grito en el cielo” Mike Allen, jefe de Diseño de Jeep
qué punto es así. Lo que viene a continuación es una proeza...
Y es que hay pocas aventuras equiparables a conducir un Jeep Wrangler por una vía de un solo carril a través de la bella y agreste soledad de Nueva Zelanda. Naturaleza salvaje, de vez en cuando circundada por carreteras. El entorno perfecto para sacar las mejores fotos: espectaculares cauces y lechos fluviales, cimas coronadas de nieve y un sol enorme que calienta al mediodía, lo cual no es un problema: en dos minutos retiramos la capota a mano.
El espíritu aventurero de siempre Circulamos por la Isla Sur, una de las más grandes de Nueva Zelanda, en el nuevo Jeep Wrangler, la última resurrección de una leyenda que vio la luz por primera vez en 1942. Y tiene un nombre: JL Wrangler Rubicon.
Mike Allen, jefe de Diseño de Jeep, nos confiesa que, internamente, lo llaman “nuestro Porsche 911”. Y tenemos que darle la razón: el Jeep y el Porsche comparten el haber mantenido su diseño clásico a lo largo de décadas, variando solo lo que hace falta, pero sin perder la esencia original. Y, efectivamente, este nuevo Jeep apenas varía su exterior. Las proporciones son las mismas. Pero los tiempos cambian. “Tan pronto como anunciamos una revisión estética de nuestro icono, la enorme comunidad de fans de Jeep puso el grito en el cielo”, me desvela Allen. “Nos suplicaron, por miles, que no tocáramos su diseño”. Y añade con una sonrisa pícara: “¡pero al final lo hemos hecho!”
Y así es, pero el equipo de diseño de Jeep ha puesto la máxima atención en tan delicada labor, porque el espíritu del Wrangler permanece hasta en el último centímetro cuadrado del nuevo modelo. Puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que hasta el más purista de Jeep no se llevará una sorpresa desagradable al ver por primera vez esta última generación. Al contrario. Han conseguido modernizarlo y hacerlo todavía más atractivo, sin tocar su encanto y su sabor a clásico.
La parrilla adopta una forma trapezoidal, los paragolpes se modernizan, los neumáticos se ven más integrados en los pasos de rueda y estrena luces diurnas LED. Los faros redondos, su seña de identidad, también llevan ahora esta tecnología. Pero no temáis: el parabrisas se puede plegar hacia delante con un sencillo gesto y puedes deshacerte de las puertas. ¡El espíritu Willys sigue
El icono mantiene intacto su estilo clásico