AL DETALLE, HAY CIERTO MARGEN DE MEJORA
1. NO NOS HA DEJADO MUY SATISFECHOS la respuesta de Skoda respecto al embrague. Al final del test, la falta de confort en las arrancadas no ha sido aclarada.
2. LOS CRISTALES EMPAÑADOS nos pusieron nerviosos al final. El motivo, un sensor de la calidad del aire defectuoso. Unos kilómetros más y hubiera supuesto un punto menos.
5. UN POCO MOJADO En el amortiguador delantero izquierdo nuestro técnico encontró restos de humedad. El de la derecha, estaba totalmente seco.
3. SEPARADO El cable para desbloquear el respaldo del asiento trasero derecho estaba desenganchado y, por tanto, no funcionaba bien. Un problema que ya conocemos del VW Passat. 4. APRETUJADO En los dos pilotos traseros, el cable entre la carrocería y la bombilla está pillado con la junta de sellado de esta última. Sin consecuencias, pero se podría resolver mejor.
6.
FRENOS Los discos y pastillas traseros fueron reemplazados después de 62.294 kilómetros (165 euros). En el tren delantero solo fueron necesarias nuevas pastillas (95 euros).
>> sus escasos 150 CV son suficientes para viajes rápidos", dice otro de nuestros probadores, también un especialista y apasionado, este caso, de los modelos de BMW.
"El motor es suficiente, el temperamento más que decente, es silencioso y, a pesar de ser un gasolina, tiene un buen consumo", dice otro de nuestros redactores después de probarlo. Una apreciación acertada: de media, el Skoda ha necesitado 8,7 litros cada 100 kilómetros, que junto con el tanque de 66 litros ofrece una generosa autonomía de 750 kilómetros. Y se evita así las polémicas que rodean ahora a los diésel.
¿No hay critica alguna, entonces? Sí, pero prácticamente en un solo punto: el cambio de doble embrague de siete velocidades. Al principio, uno de nuestros probadores apuntó: "Funciona bien, para mí es satisfactorio". Pero poco tiempo después, afloraron los clásicos problemas de un DSG. "A la transmisión le falta cierta suavidad, pero solo en la ciudad", valoró uno de nuestros colegas en el kilómetro 13.505. "En una conducción un poco más rápida, a veces derrapan las ruedas motrices, incluso en carreteras secas", apuntó otro compañero en el kilómetro 32.596. Y en el 97.020, otro probador anotó: "El embrague se nota como castigado y la caja de cambios se ha vuelto más lenta ".
El DSG procede, como el resto de los elementos mecánicos, de Volkswagen. El Skoda Superb emplea la plataforma modular del Audi A3, el Seat León, el Golf o el Passat. La transmisión asociada también es de VW y, como ha quedado claro, no les gusta a todos. Aunque tiene su público y algunos solo tienen alabanzas para este tipo de cambio. En cualquier caso, es justo decir que
"El pequeño TSI tiene una muy buena respuesta y es bastante silencioso. La sensación de conducción es buena" Andreas Borchmann, redactor
los problemas del DSG no son solo típicos de Skoda. Por eso, lo mejor es pensarlo antes de hacer la cruz a este sistema en la lista de extras a elegir.
Y el DSG fue, en realidad, y como ya hemos dicho, la única crítica importante. Por lo demás, el Superb tuvo un rodar impecable en cada kilómetro, aunque hubo algunos percances. Al principio, después de solo 2.802 kilómetros, un colega de la redacción lo condujo por nuestro aparcamiento subterráneo con el portón trasero abierto, que chocó contra una lámpara y rompió las bisagras. Después de la reparación silbaba de vez en cuando en ese punto. Y en el kilómetro 62.294, como parte del mantenimiento, las pastillas de freno delanteras y traseras y los discos traseros se reemplazaron.
¿Y por lo demás? No paso nada. Al contrario, el Superb se mantuvo en buena forma. "No parece que le afecten los kilómetros. Especialmente el interior, que todavía es- >>
>> tá en excelentes condiciones", anotaba un redactor después de 99.528 kilómetros. Los piropos fueron constantes. "Maravilloso, no tengo otro adjetivo", decía otro colega de la redacción. "¿Qué debería ser mejor en el Volkswagen Passat? Y: ¿por qué debería elegir un A6? ", se preguntaba otro de nuestros probadores. La excelente impresión que deja se confirmó al desmontarlo y escrutarlo a fondo. Pero en el penúltimo viaje a la medición del consumo final ocurrió una pérdida de refrigerante en la bomba de agua, por una junta desgarrada. Solo cuesta unos cuatro euros, pero esta visita no programada al taller le arruinó la posibilidad de hacerse con un 10 como nota final.