El Grandland X lo hace todo cómodo
Opel Crossland X contra Opel Grandland X, dos 'retoños' nacidos de la unión con el Grupo PSA
NO PODEMOS DECIR SI FUE POR AMOR, lo que está claro es que Opel y Peugeot/Citroën circulan juntos por el mundo del automóvil desde 2017 y son los orgullosos padres del Crossland X y el Grandland X.
El Crossland es más pequeño, pero visualmente está bendecido con más elegancia francesa. Además, detalles como el amortiguador del capó o el asidero de las puertas sugieren que el Crossland se ha tratado con más cariño. ¿Y el Grandland? Su capó tiene una varilla para mantenerlo abierto, al equipaje solo lo protege una precaria cubierta enrollable. Y los ajustes entre las piezas de la carrocería no están tan bien rematados.
¡Pero, un momento! Porque los 26,5 centímetros más del Grandland X también se traducen en espacio interior. En la fila trasera tienes 8,5 cm más respecto al respaldo anterior y hay dos centímetros más para la cabeza. También ganas 10 cm de hueco alrededor de los hombros. Y con sus casi 400 litros más de espacio para equipaje, lo único que te puede ocurrir es esbozar una gran sonrisa.
También hay diferencias en la conducción. En términos de comodidad, los dos tienen suspensiones bastante fluidas; especialmente el Grandland es más estable en asfalto en mal estado y ofrece los asientos más grandes. Ah, y sus 100 kilos de más le aportan más solidez en la pisada. Por el contrario, en el Crossland X se aprecia una mayor cantidad de ruido del motor y la suspensión, parece que tiene la más fina. A cambio, te alegra su mayor viveza. El motor turbo de tres cilindros y 130 CV de potencia empuja con ganas y pasar por tramos de curvas es mucho más divertido que hacerlo con su hermano mayor.
En el apartado de costes, las diferencias son sorprendentemente pequeñas, aunque cada kilómetro con el Grandland X cueste siete céntimos más que con el Crossland X, este duelo lo gana merecidamente el hermano mayor por sus indudables cualidades prácticas y de confort.