Por fin conducimos la versión cabrio del BMW Serie 8
Ponerse al volante del nuevo 850i Cabrio supone experimentar todo lo que le pides a un coche: potencia, exclusividad, diversión, calidad... Cuesta 149.200 euros, que es mucho, pero lo vale
ACABO DE PONERME A 100 KM/H DESDE PARADO en menos de cuatro segundos y mi pelo no ha aguantado el envite. Voy a ir despeinado lo que resta de día, pero con una sonrisa de oreja a oreja. El culpable de que me haya quedado en las antípodas de Jon Kortajarena (es un modelo guaperas, por si no lo sabías) no es otro que el nuevo BMW 850i Cabrio. Esconder su capota de lona me ha costado 15 segundos; sentir la adrenalina, solo un pisotón con el pie derecho. No es un deportivo, eso que quede bien claro (pesa 2,1 toneladas, que es mucho), pero sus prestaciones le igualan a los mejores en línea recta. Bajo el capó, una auténtica bestia: un V8 biturbo de 4,4 litros capaz de generar 530 CV y 730 Nm de par desde solo 1.800 vueltas.
¿Envidia del Coupé? Ninguna, y eso que este cabrio arrastra 125 kilos extra. Pero lo más destacable de esta carrocería con techo de lona es sin duda la rigidez: apenas ha perdido un 2% con respecto al coupé. ¿Cómo se consigue eso? Gracias al uso de materiales mucho más duros y a una construcción más inteligen
te. El chasis utiliza el carbon core, fabricado en fibra de carbono, acero y aluminio para conseguir una enorme rigidez.
Al volante, la sensación es desbordante. No solo por las sensaciones de velocidad que experimentas si hundes el acelerador. Lo digo también porque vas inundado del mejor lujo, del mejor equipamiento y de la mejor tecnología. No se echa nada en falta: desde el control gestual hasta elementos tan pretenciosos como un pomo de cambio terminado en cristal de Swarovski.
Pero claro, no todo es perfecto. Quizás uno de los mayores problemas del 8 descapotable sea el espacio en las plazas traseras. Delante irás como un marqués, rodeado de los mejores materiales en un espacio desahogado, pero en las plazas traseras difícilmente podrás viajar más de 50 km sin tener que llamar al fisio. Se pueden usar para una emergencia, pero no están al nivel de refinamiento y lujo que exige un vehículo de estas características. De todas formas, seamos sensatos: rara vez las vas a utilizar. Es más, en la mayoría de los casos, las vas a reservar para conseguir un extra de espacio que será útil para complementar los 350 litros de capacidad de maletero que ofrece este descapotable.
¿Conclusiones? Después de conducir a buen ritmo por una carretera de montaña y autovía, me doy cuenta de la calidad de rodadura que ofrece este 850i. No hay debate posible: combina como pocos lujo, prestaciones, refinamiento y precisión al volante. Es una bestia para viajar con estilo, elegancia y poderío. No es barato: roza los 150.000 euros y es fácil que sumes muchos más en equipamiento opcional, pero merece la pena. Si quieres algo más racional también puedes elegir la versión diésel, con un precio más bajo (121.400 euros) y un consumo medio de 6,2 litros... Pero no es lo mismo.