Toyota Camry Hybrid: analizamos la nueva berlina híbrida
Como sustituto del Avensis, Toyota ha hecho renacer un nombre mítico: el Camry, que ahora llega con un sistema híbrido de última generación y mucho espacio en su interior
HACÍA MUCHO TIEMPO QUE EL CAMRY no pisaba nuestras carreteras. El último que se vendió en nuestro país fue el de tercera generación, apellidado V30. ¿Qué es lo que ha cambiado desde 1993? ¡Todo! Y para bien...
26 años después me acerco al nuevo Camry. La primera impresión que me llevo es que es una berlina grande, con sus tres volúmenes perfectamente diferenciados y sin guiños al mundo coupé. Mide 4,89 metros, lo que son tres centímetros más que un Skoda Superb.
Lo más interesante: lo que esconde debajo de su largo capó, que es (como no podía ser de otra forma) un sistema híbrido de ¡cuarta generación! Monta un motor eléctrico y otro de gasolina de 2,5 litros con cuatro cilindros y ciclo Atkinson. La potencia total del sistema es de 218 CV, una cifra más que respetable. Pasa de 0 a 100 km/h en 8,3 segundos y alcanza una velocidad máxima (modesta, pero suficiente) de 180 km/h. Lo que menos me gusta, como es habitual en Toyota, es que lleva acoplada una caja de cambios de variador continuo.
Paso al interior: acabados de calidad sobrada, bien en cuanto a los materiales elegidos y un diseño general bastante moderno, aunque la pantalla del navegador se me hace un poco pequeña teniendo en cuenta el estándar actual. Echo en falta también una mayor apuesta por la tecnología, porque los relojes de la instrumenta
ción son analógicos, aunque entre ambas esferas hay una pequeña pantalla con mucha información.
A la derecha del volante me encuentro una consola central bien diseñada, con botones que tienen un buen tacto (aunque son algo pequeños) y hay suficientes huecos para depositar ahí las cosas del día a día.
Detrás, las tres plazas no te van a dar muchos quebraderos de cabeza: son amplias (la del centro un poco menos), cómodas y con unos asienLo tos con un mullido, eso sí, demasiado blando. El maletero, por cierto, tiene un volumen en la media del segmento: 500 o 524 litros (en función de la versión), aunque con una formas que no son muy regulares y que no ayudan a aprovecharlo bien.
Arranco y noto desde el principio que este Toyota Camry es un coche tranquilo y silencioso. El motor eléctrico es el que siempre lo pone en movimiento, pero pronto se une el de combustión. Sus 218 CV van cabalgando de forma muy progresiva y apenas notas cómo vas ganando velocidad. Si no hundes el pie derecho a fondo, el nivel de ruido del motor es bastante contenido, aunque si lo haces, el cambio CVT lo va a revolucionar al máximo con la correspondiente molestia para ti y para tus acompañantes.
que más me ha gustado es cómo pisa. No es ningún devoracurvas
(de hecho es más bien blando), pero se nota sólido, bien asentado sobre el asfalto y ofrece mucha seguridad. Llega confianza a tus manos y todo funciona según te lo esperas a ritmos normales: dirección, frenos... Quien quiera aprovechar todas las ventajas de su sistema híbrido, deberá conducir mucho por ciudad. En autovía, el gasto se eleva. Aún así, estamos hablando de un consumo mixto de 5,3 l/100 km y unas emisiones de 119 g/km de CO2, según el ciclo WLTP, lo que no está nada mal.
La gama está compuesta por tres acabados: Business, Advance y Luxury. El primero está enfocado a flotas, mientras que el segundo es el más equilibrado y recomendable en cuanto a precio y equipamiento.
VALORACIÓN ★★★★