¿Cómo eran los coches eléctricos antes del año 2000?
Los coches eléctricos no son un fenómeno reciente. A su eclosión final pueden quedarle años, aunque llevan muchos más viviendo a la sombra del motor de combustión o en un cajón
Hubo coches a pilas antes que de gasolina
SEGURAMENTE NO HAYAS OÍDO HABLAR de la mayoría de los coches de este reportaje y eso que su historia es como para que sus fabricantes saquen pecho. Porque el vehículo eléctrico no solo es mucho más antiguo que Tesla, el GM EV1 o el Th!nk City, es que el primer automóvil en superar los 100 km/h era de baterías. Ya en 1884, el inventor Thomas Parker produjo el primer carruaje eléctrico en Londres con el objetivo de crear un sistema de transporte limpio ante la preocupación por los malos humos que se respiraban en su ciudad.
Desde entonces, el coche eléctrico siguió evolucionando en paralelo a los vehículos de combustión y a comienzos del siglo XX llegó a haber más de estos que de gasolina en EEUU. Dado que se vendían sin baterías, se estableció un servicio de intercambio de acumuladores en
varias ciudades como Chicago, donde funcionó hasta 1924.
El descubrimiento de ingentes reservas de petróleo por todo el planeta abarató e inundo de combustibles el mercado. Además, los coches de gasolina ofrecían más autonomía y mejores prestaciones, lo que hizo perder el sentido al coche eléctrico, que cayó en el olvido desde los años 20.
Un olvido relativo, porque vehículos a pilas se siguieron empleando en escenarios donde su corta autonomía no era un problema, como en el reparto local, en Reino Unido. Y también cuando no quedaba otra, como fue el extraordinario caso del Peugeot VLV, que se desarrolló para motorizar París -especialmente el servicio de correos y los médicosdurante la Segunda Guerra Mundial. Peugeot fabricó 377 de estos Voiture Légère de Ville en aluminio, un metal ligero y accesible cuando el acero era para los barcos y tanques. Sin embargo, el VLV fue una rara avis, porque hasta 1959 ningún otro gran fabricante, AMC en este caso, anunció planes de hacer un coche a pilas accesible. Entonces, se habían asociado con el productor de audífonos Sonotone, que había desarrollado mucho la tecnología de las baterías de níquel-cadmio. Aunque ese proyecto no fraguó, los vehículos que llegaron a la luna justo una década después eran eléctricos, lo que hizo que el coche a pilas adquiriera un halo de tecnología punta y de futuro que supuso su penúltimo empujón. Así, desde los años 70, prácticamente todos los fabricantes han mantenido programas de electromovilidad más o menos ambiciosos, pero, sobre todo, muy curiosos vistos desde la perspectiva actual. Un ejemplo es el Opel Elektro GT, una especie de capricho de Georg von Opel -nieto del fundador de la marca- que construyó esta variante eléctrica del deportivo capaz de superar los 200 km/h.
Otro caso es la pequeña flota de 56 furgonetas eléctricas Mercedes LE 306, que Daimler produjo en 1972 para los Juegos Olímpicos de Múnich. También BMW fabricó una serie de 1.602 eléctricos para el mismo evento, que eran casi indistinguibles de la berlina normal porque baterías y motor iban bajo el capó.
La crisis del petróleo de 1973 y la subida de los carburantes supuso un gran impulso para que otros fabricantes comenzaran experimentos