El creador del Spectrum, también inventó este coche eléctrico, pero... ¿por qué fracasó?
Se cumplen 35 años del Sinclair C5, la genial (y fallida) idea del creador del Spectrum
REPITE CONMIGO: "LOAD, COMILLAS, COMILLAS, Enter". ¿Ya? Si eres un niño de los 70 u 80, puede que recuerdes este mágico mantra que había que teclear en cualquier ordenador Spectrum para que un videojuego de casete de lo más elemental, metido en un magnetofón, empezara a cargar en el televisor. Y cómo aquellos primeros alardes de la informática doméstica (¿alguien realmente lo usaba para trabajar?) – regalos estrella de primeras comuniones y Reyes–eran taaaan lentos, pues antes de empezar cualquier partida, te daba tiempo a hacer los deberes, dibujar, pegar cromos... y hasta compartir una larga merendola de colacaos y bocatas de fuagrás con la pandilla del cole. Y si ya era chachi jugar al Comecocos o a los marcianitos sin gastarse la paga ni esperar colas en las humeantes salas de recreativos de la época, más molaba aún que el inventor de aquel ordenador personal estuviera a punto de lanzar uno de los primeros vehículos enchufables de la historia, pensado para desarrollar una electromovilidad individual, urbana y ecológica.
¿Coche? ¿Triciclo? ¡Sinclair C5!
Después de haber inventado el primer televisor portátil, la primera calculadora de bolsillo y toda clase de artefactos electrónicos desde 1958 para mejorar la vida de miles de personas (el Spectrum fue durante años el PC más vendido del mundo), Clive Sinclair ideó una especie de triciclo híbrido, con batería y pedales bajo una carrocería sintética monocasco, para desplazarse por las ciudades y sus alrededores de una manera práctica, económica y, como ya era marca de la casa, minimalista.
Con un ligero y resistente chasis en forma de 'Y' diseñado por Lotus (mira en la página anterior quién lo llegó a probar), una suerte de motor de lavadora, una transmisión por cadena accionada también por pedales y ruedas muy finas y carenadas, prometía en sus anuncios publicitarios
hacer 32 km por sólo 5 peniques (menos de medio euro hoy). Este utilitario para niños y mayores tenía bajo las rodillas del piloto un sencillo manillar para dirigir la rueda delantera y activar el motor en la parte posterior. Allí contaba, además, con un pequeño maletero que, al igual que la batería (extraíble) tenía llave de seguridad.
Revolucionario y ¿seguro?...
La idea era genial. Y posiblemente, Sinclair se adelantó varias décadas a su tiempo... Pero hubo un problema congénito que sería el principio del fin de su empresa: la altura.
De nada servía que el modelo estuviera dotado de luces delante y detrás, un asidero extensible hacia arriba (como el de una maleta) para ganar visibilidad con banderines, líneas laterales reflectantes y retrovisores e intermitentes como extras. El C5 nunca obtendría permiso de circulación para vías públicas, por lo que su movilidad se reduciría a un mero pasatiempo para utilizar casi como una bicicleta, pero con el peligro de ir escondido entre el tráfico a 48 km/h.
El 'Grant' heredero
Sus limitaciones legales y sus escasas prestaciones (o viceversa) supusieron el desastre para la compañía que había revolucionado la informática y que
Desde Senna a Elton John, los conductores del C5 han hecho de él un objeto de culto
aspiraba por méritos propios a liderar el mercado justo cuando el ordenador personal iba a despegar y cambiar el mundo para siempre. Así que en 1986, la empresa Sinclair se vendió a su máximo rival, Amstrad –quienes tenían teclados más precisos y habían apostado por los disquetes como memoria externa–.
En 2015, Grant Sinclair, tras una vida jugando con los inventos de su tío Clive –que, como ves abajo, seguiría buscando soluciones de electromovilidad personal, con mejor o peor suerte–, fundaría su propia compañía de electrónica en 2015. Y hoy, mientras el hacedor está punto de cumplir 80 años, vende en su web (www. grantsinclair.com), por 4.829 euros, el heredero del C5 pero con tecnología actual, el Iris eTrike: carrocería de cromo, motor de 250 W batería extraíble 48 v y 20 Ah, autonomía de 48 km... ¿Quién se anima a resucitar la leyenda Sinclair? R. Fersainz