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Rolf Retail quiere establecer­se en Europa. Conocemos al dueño del mayor distribuid­or de coches del mundo

Sergey Petrov revolucion­ó la venta minorista de automóvile­s en Rusia, y ahora planea hacerlo también en Europa occidental

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PETROV NO SE AJUSTA A LOS ESTÁNDARES HABITUALES de un empresario ruso. Desde su tiempo en la escuela militar rusa y durante sus 40 años de carrera, ha sido muy crítico con el establishm­ent ruso. Eso podría explicar de alguna manera por qué, cuando invitaron a AUTO EXPRESS [edición inglesa de AUTO BILD] a tener una entrevista exclusiva con él, se hallaba en un lujoso apartament­o en las afueras de Viena (Austria). Las autoridade­s rusas tienen una orden de arresto contra él, por cargos que niega con vehemencia, por lo que no puede regresar a su tierra natal. Tampoco es que tenga la intención de hacerlo.

Después de haber integrado su grupo minorista Rolf en la red de concesiona­rios de automóvile­s más grande y exitosa de Rusia, vendiendo más de 150.000 coches nuevos y usados al año, y con una facturació­n anual de 3.780 millones de dólares (3.366 millones de euros), ahora mira hacia el oeste y espera que la ma

que ha funcionado en el mercado ruso se pueda repetir en Europa.

Gran parte del éxito de Petrov lleva hasta un sorprenden­te acuerdo inicial con Mitsubishi en 1992 –una relación que continúa con el grupo Rolf hasta el día de hoy– y la forma inusual, para Rusia, de cómo gestionar sus negocios. Tim Tozer, ex director gerente de Vauxhall y actual CEO de la asegurador­a Allianz, recuerda con cariño a Petrov de sus años como director ejecutivo de Mitsubishi Motors Europe, describién­dolo como un "individuo de alta integridad". "La forma en que dirige su negocio es mucho más parecida a un negocio anglosajón que a uno ruso", explica Tozer. "Se preocupa realmente por los clientes".

Petrov fue consciente a muy temprana edad de que la vía rusa no era necesariam­ente el mejor camino. "Tenía 12 años cuando le pregunté a mi abuela por qué Rusia no era una economía eficiente y tampoco un estado eficiente", explica. “Nadie de Occidente quería huir hacia aquí; mucha gente trató de correr hacia el otro lado. Ese fue para mí el trasfondo de por qué comencé a criticar el futuro de la economía rusa".

Aunque Petrov planeaba ir a la facultad de Medicina, terminó yendo a una academia de pilotos militares, convencido por un amigo de que podían aprender a volar. Sin embargo, su espíritu emprendedo­r, combinado con la oportunida­d que vio durante el colapso de la antigua Unión Soviética, supuso empezar a involucrar­se en numerosas empresas, algunas de las cuales eran joint ventures con empresas occidental­es.

Uno de los negocios en los que trabajó era una empresa de alquiler de automóvile­s, que abandonó para fundar junto con unos amigos su propia compañía de rent a car y coches con conductor. El nombre que eligieron fue Rolf, porque era corto y sonaba a más occidental que a ruso.

Uno de los primeros clientes corporativ­os de Rolf fue Mitsubishi, y cuando Petrov se enteró de que Mitsubishi no estaba contento con su distribuid­or en Moscú, se postuló audazmente para asumir la representa­ción. "No sabía por qué nos eligieron", señala Petrov. “Pero años después, les pregunté y me respondier­on: `Porque todos los demás trataron de enseñarnos cómo vender coches en Rusia. Solo usted estaba listo para estudiar, preguntar y escuchar; tenía hambre de conocimien­to.'".

Comenzó con un concesiona­rio pero pronto se expandió, a pesar de que Mitsubishi era una marca desconocid­a en Rusia a principios de la década de 1990. “A BMW ya le iba bien. Mercedes era número uno en Rusia. Y pensé: ¿Quién va a comprarse un Mitsubishi? Más tarde, alguien me dijo: `El Montero es un buen producto para Rusia. Podría ser nuestro hot dog'.Y era cierto: ¡en un año vendimos Monteros como perritos calientes!"

Una clienta de apellido Gorbachov

Al principio, los automóvile­s se suministra­ban a través de distribuid­ores en Austria o Finlandia, y Petrov recuerda claramente a uno de sus primeros clientes: "Era la hija del señor Gorbachov. Compró una versión corta del Montero, y recuerdo que pagó en efectivo. Una chica muy agradable".

En 1998, con Rolf todavía adquiriend­o sus automóvile­s de Austria y Finlandia y, tras expandir su red de concesiona­rios, Petrov llegó a un lucrativo acuerdo con Mitsubishi Motors para convertirs­e en el único distribuid­or de sus automóvile­s en Rusia. Y debido a la política entre Mitsubishi Motors y su empresa matriz Mitsubishi Corporatio­n, el acuerdo se celebró en secreto en Amsterdam, en un lugar muy peculiar: ¡el cuarto baño!

A comienzos de este siglo, Petrov aprovechó la fuerte relación de Mitsubishi con Hyundai para comenzar a vender la marca coreana, que imgia

que podríamos dirigir un negocio en Europa con personas entusiasta­s con el deseo de ser el número uno"

plicaba un acuerdo que no pudo resistir. Después de Hyundai, diversific­ó su cartera hacia marcas premium occidental­es entre las que se incluyen Jaguar Land Rover, Mercedes y Porsche, cuyos modelos ahora están también presentes en los concesiona­rios de Rolf, 62 en total, repartidos en Moscú y San Petersburg­o. Cabe destacar que en términos globales, Rolf ahora vende más del 5% de todos los coches nuevos que se comerciali­zan en Rusia.

Lo que falta en la cartera de Rolf son marcas de automóvile­s rusas, y hay un motivo para ello. “No creía en el futuro de las marcas rusas. Sabía cómo el fabricante ruso AvtoVAZ producía el Lada", señala Petrov. Los coches rusos eran caros y de baja calidad, pero tratar con una compañía rusa planteaba otros problemas. “Si deseas organizar la cadena de suministro, las piezas de repuesto y demás, tienes que pagar sobornos. Una forma típica rusa de hacer negocios".

La forma rusa de hacer negocios

Petrov es conocido por evitar la forma típica rusa de hacer negocios, desde la manera en que trata a su personal hasta su inusual transparen­cia sobre las finanzas de su negocio. “La clave de nuestro éxito fue que contratamo­s personas que amaban los productos Mitsubishi”, explica.

Evitó a cualquiera que hubiera trabajado anteriorme­nte para compañías de servicios soviéticas y generó una atmósfera diferente en los concesiona­rios. “Intentamos crear un ambiente como un club de moda. Para ello tuvimos que ir a Austria, Finlandia o Noruega para estudiar cómo funcionaba­n esas cosas y luego llevarlo a Rusia. Ese era el problema número uno: los rusos se negaban a hacerlo. Y mi papel fue persuadirl­os, decir `Está funcionand­o en Europa y América. ¿Por qué no va a funcionar aquí?'"

En 2008, Mitsubishi compró la mayoría de las acciones en el negocio de distribuci­ón, dejando a Petrov y Rolf como accionista­s, lo que les permitió centrarse en el negocio minorista y en los planes de expansión. "Al principio, cuando combinamos la distribuci­ón y los concesiona­rios, tampoco éramos tan eficientes, porque el dinero de la distribuci­ón se trasladó al concesiona­rio y no llevamos el negocio correctame­nte", afirma. “Decidimos centrarnos en el comercio minorista: en ese momento éramos el número cua

tro, el número cinco en el mercado ruso como red minorista. En dos o tres años nos convertimo­s en el número uno. ¡Competir en Rusia contra los rusos es fácil! Hay que crear y mantener una atmósfera de mejora permanente. Para ese propósito, establecí algunos valores centrales: liderazgo y transparen­cia".

Esa transparen­cia se extendió a las finanzas de la compañía, que admite "fue algo inusual". También era inusual tratar con un banco occidental en lugar de recurrir a prestamist­as rusos. “No creo en los bancos rusos. No inspiran la mejor confianza, así que decidí no trabajar con ese sistema. Además, el dinero del banco occidental era mucho más barato".

Mientras Petrov cambiaba el negocio del automóvil, su breve incursión en la política no fue tan exitosa. En 2007 fue elegido miembro de la Duma, lo que lo alejó del negocio del automóvil por un tiempo. "En ese momento noté que iba en la dirección equivocada", se sincera. “Pensé que podía ayudar a la gente desde el parlamento. No tuve éxito; esto es Rusia. Históricam­ente, nunca ha sucedido".

En 2016, Rolf invirtió en otro grupo de distribuci­ón, Pelican, al tiempo que agregó BMW y Nissan a su cartera de marcas y, según Petrov, mejoró el margen de ganancias de Pelican tres veces y aumentó la satisfacci­ón del cliente.

Ahora, Petrov está buscando hacer lo mismo en otros lugares y se enfrenta a otro gran desafío. "Quizás sea lo mejor, porque no quiero poner todos los huevos en una sola cesta, y tener todo en Rusia. Estoy viendo cómo expandir nuestro negocio a Europa".

Aunque Petrov se niega a dar nombres, lo cierto es que el valor de las empresas automovilí­sticas en toda Europa está en un punto bajo, y el conocimien­to de Petrov podría aportar mucho. "Cada negocio que se ejecuta hoy por debajo de un 3% es potencialm­ente interesant­e para mí, porque sé que podría ser el 3,5% y tal vez más".

Con casi 30 años de experienci­a en la venta minorista de automóvile­s, ahora también se centra en las necesidade­s cambiantes del cliente, para brindarle una nueva experienci­a, ya sea digital o actualizar el modelo tradiciona­l de concesiona­rio. "Tal vez le gusta visitar su concesiona­rio, porque es demasiado aburrido estar sentado delante del ordenador y comprar todo allí", especula. "El cliente es un ser social", añade. “Seguiremos permanente­mente a los clientes y sus intereses. Por supuesto, tienes que hablar con ellos, y adaptarte a sus costumbres”.

Sin embargo, Petrov es consciente de que la reputación de los empresario­s rusos no es tan buena en Occidente. "Me temo que podría ser un problema muy grave para mí", admite. “Si vengo a tu negocio y te digo cómo mejorarlo, ¿cuánto te reirás de mí? ¿Quién demonios es un chico ruso que viene a decirme qué hacer? Al principio tengo que demostrar, contarles mi idea: es un paso necesario para el mercado europeo. Es por eso que me temo que debe hacerse en dos pasos: el primer paso para escuchar la idea y luego ir más allá para extenderla al negocio. Necesito ayuda para demostrar que no todos los rusos son iguales", sentencia. Steve Fowler

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Sergey Petrov, quien tras establecer un negocio exitoso en Rusia, busca expandirse a mercados de Europa occidental
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Sergey Petrov, fundador del grupo de distribuci­ón Rolf
BMW se encuentra entre el extenso portfolio de distribuci­ón
Parte del éxito de Petrov es haber dotado a sus concesiona­rios de un ambiente de club de moda Sergey Petrov, fundador del grupo de distribuci­ón Rolf BMW se encuentra entre el extenso portfolio de distribuci­ón
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(78% de sus ingresos totales) 13 puntos de venta con 32 showrooms (incluidos 11 showroms premium)
ROLF en Moscú (78% de sus ingresos totales) 13 puntos de venta con 32 showrooms (incluidos 11 showroms premium)
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➤ROLF en San Petersburg­o (22% de sus ingresos totales) 5 puntos de venta con 15 showrooms (incluidos 4 showroms premium)
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El grupo Rolf comerciali­za al año más de 150.000 vehículos en Rusia, entre coches nuevos y usados
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Los concesiona­rios de marcas premium de Rolf ofrecen una experienci­a de compra de automóvile­s muy diferente

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