PRIMER CONTACTO Mazda MX-30 Un SUV eléctrico, con 200 km de autonomía
Una estética que apela directamente al "lo quiero" y una propuesta solvente. Así es el Mazda MX-30
LO QUE MÁS ME GUSTA DEL MX-30 SON SUS PUERTAS traseras. Así de frívolo soy yo. Me gustan por muchas razones. La primera, porque me recuerdan al Mazda RX-8. También porque son un toque diferenciador en un segmento tan estandarizado que a veces provoca bostezos. Y también me gusta porque deja clara la apuesta de los de Hiroshima: un SUV eléctrico, urbano y que hace de segundo o tercer coche.
A decir verdad, hay otra cosa que me gusta del MX-30. Es sincero. Sincero, porque lo que parece que te
ofrece, es lo que te da. Sin fuegos de artificio, sin palabras rimbombantes, sin sobreactuaciones tan de moda últimamente.
En este caso lo que tienes es un modelo pensado principalmente para la ciudad, suficientemente espacioso para ir con la familia en trayectos urbanos y que no tiene miedo a adentrarse en autopista.
Quizá lo peor sea el acceso a las plazas traseras, pero no es algo que te sorprenda, ¿verdad? Para acceder hay que abrir la puerta delantera, quitar el cinturón de seguridad si está puesto y, ya sí, acceder fácilmente a una banqueta de buena forma y posición. No es pequeño ahí, pero tampoco holgado. Bien sin más para cuatro adultos. Quizá lo peor sea la sensación de amplitud que disminuye por una cintura alta y unas ventanillas pequeñas que no se abren.
Cuando te montas delante, te encuentras cómodo enseguida. Seguramente te guste la forma del asiento y la disposición de los mandos, ubicados de manera bastante lógica y con controles físicos. La única concesión a lo táctil es la nueva pantalla para el climatizador, aunque está flanqueada por pulsadores. Más seguro y mejor.
Presiono el botón de arranque. Como siempre, calma. Al iniciar la marcha emite un sonido por los altavoces como simulando un motor de combustión. Es lo único que no acabo de entender, aunque en la marca lo justifican por la necesidad de establecer un vínculo con el conductor. Y también para ayudarte a saber si vas rápido o no.
Por conducción es un coche sobrio y con empaque. Muy en la línea de los Mazda3, por ejemplo. Pisa bien, está bastante aislado de los ruidos y vibraciones propias de la rodadura y es agradable de conducir. Me gusta que la aceleración es progresiva; no cae todo el par sobre el eje delantero a plomo como en otros modelos. También el tacto del freno, con un feeling más natural que en otros eléctricos.