Opel Adam Pequeño ¿y fiable?
Con el Opel Adam, la marca alemana de Rüsselsheim quería hacer todo de manera diferente a la que nos tenía acostumbrados. Sin embargo, desde el punto de vista de la calidad, no se quisieron jugar su fama de hacer coches fiables. ¡Y menos mal!
RECIÉN LAVADO, ASPIRADO Y PULIDO espera el coche en el concesionario donde habíamos quedado. Así que nada debía restar valor a la buena impresión del Opel Adam usado, que está disponible hoy como coche de prueba.
Su imagen es similar a la de su hermano Corsa, que sus creadores ya adecentaron para su debut en 2013 y también tenía que ser rompedora, alejada de la imagen de la marca, que era demasiado seria para competir por el corazón de los
hipsters contra los Mini, Fiat 500 y similares.
Los desarrolladores no escatimaron esfuerzos para lograrlo. Con una gran selección de colores, tapizados y equipamiento, el Adam creó más de 90.000 combinaciones posibles para personalizarlo. Si lo deseabas, incluso tenía un cielo estrellado con LED. ¡Algo así era bastante más propio de los Maybach y los Rolls-Royce! El espacio disponible es más mundano, acorde con la clase. Si bien delante sigue siendo muy acogedor, porque la segunda fila sólo sabe complacer a los niños. Con 160 litros con el respal
do levantado, el maletero es más atractivo para los cubos de botellines que para los amantes de las cajas de cerveza, para entendernos.
Hacemos una prueba con el Adam recién aseado y pulido. Y nos llevamos un chasco. El motor 1.4 de cuatro cilindros con 87 CV, al que se sumó el nuevo tres cilindros de un litro en el segundo año de producción, tiene un tacto desfasado. En comparación con los propulsores turbo de hoy, el viejo atmosférico apenas se inmuta, es perezoso. La dirección está a años luz de la de Mini, que tiene la precisión de un kart. Lo mismo ocurre con la caja de cinco velocidades, que con sus largos recorridos parece no tener prisa para el próximo cambio de marcha.
Pero después de unos kilómetros, nuestra opinión es bien distinta. El Adam se muestra tranquilo, y corre, pero es menos nervioso que un Mini. El motor permanece silencioso y educado. Incluso en carreteras en mal estado o al pasar por juntas en el asfalto, no hay traqueteos ni crujidos. Y al funcionamiento del sistema de infotainment te acostumbras rápidamente.
Debajo de este envoltorio, hay una máquina sólida; tanto, por cierto, que es, de nuevo, el ganador de su clase en los resultados del