PRIMER CONTACTO VW Golf GTI: conducimos la octava generación de este mítico modelo
Llevar las siglas GTI es un orgullo, pero también una responsabilidad. VW ha dado, una vez más, con la tecla
SÍ, NO ES FÁCIL SER UN GOLF GTI. SABES QUE, generación tras generación, todo el mundo te va a criticar, que va a mirar con lupa esto y aquello, que va a querer pillarte en mil renuncios... Volkswagen suda la gota gorda cada vez que se enfrenta a la renovación de la dinastía deportiva más laureada de todos los tiempos. No es para menos... Las siglas pesan. Por eso en la marca alemana no apuntan a una gran revolución y pisan sobre seguro: el nuevo GTI sigue siendo un tracción delantera, asentado sobre la plataforma MQB, con un motor dos litros turbo de cuatro cilindros. ¿Potencia? Llega hasta los 245 CV que se derivan al suelo únicamente a través de una caja automática de doble embrague y siete relaciones (a finales de 2020, llega con cambio manual).
Arranco el motor. El sonido no me seduce mucho, más bien nada, así que confío en que sí lo haga el empuje de su caballería. La potencia máxima se mantiene entre las 5.000 y las 6.500 vueltas y el motor gira ligero hasta la línea roja. La entrega de potencia es muy lineal, superprogresiva. Casi diría que es demasiado civilizada. Coches como el Mercedes-AMG A35 o el Ford Focus ST son más emocionantes cuando hundes el pie derecho. Pero las cifras están ahí, y cuando te quieres dar cuenta, ya estás en pleno vuelo rasante por encima de los límites legales. La buena noticia es que si el nuevo Golf es bueno en las rectas, es mucho mejor en las curvas con su sistema adaptativo DCC. De hecho, más que un coche de motor (muchos de sus rivales ofrecen cifras de potencia más altas) es un coche de chasis. Los amortiguadores te permiten disfrutar tanto de la conducción en una carretera rota y muy bacheada como de los circuitos con el modo Sport activado.
Y es que el nuevo GTI es capaz de tirarse a las curvas de una forma tan obediente como estable. El eje delantero es noble, comunicativo, y la dirección se muestra tan rápida y precisa que va a requerir de cierta adaptación por tu parte. La guinda la pone un diferencial mecánico gestionado electrónicamente que hace que salgas con mucha tracción de las curvas más cerradas y puedas acelerar antes con eficacia.
Relajo el rimo para hablarte del interior. El tradicional Haus GTI no falta en sus asientos, pero aquí dentro han cambiado muchas cosas. La configuración es totalmente digital, con muchas superficies táctiles de distinto tamaño. Hay dos grandes pantallas (una para la instrumentación y otra para el infoentretenimiento), los botones para las luces ahora son un panel táctil, así como las teclas de acceso a los sistemas de seguridad del coche y la climatización. ¿Me gusta? No. No me acabo de hacer a todos estos guiños vanguardistas que me distraen más de lo normal al volante y su uso no es preciso. Pero los tiempos mandan y han llegado para quedarse, así que si eres de los que les gusta jugar con todo este tipo de gadgets estás de enhorabuena. El resto de los mortales, entre los que me incluyo, se fijará más en su motor y en su chasis, valedores de las siglas GTI.