Canyon Future Mobility Concept, idea revolucionaria entre coche y bicicleta
La marca de bicicletas Canyon ha inventado este concepto de bici/coche ¿Será real?
SEBASTIAN WEGERLE VISTE CAMISETA Y CHANCLAS. Este ingeniero industrial de 37 años es el director del departamento Urban and Fitness del fabricante alemán de bicicletas Canyon. Siete ingenieros trabajan a sus órdenes, pero él trata a sus empleados como compañeros de equipo ciclista. Y eso es lo que son, porque sus conversaciones a menudo giran en torno a salidas en bicicleta.
Precisamente durante una charla se dieron cuenta de "que el viaje a la oficina en bicicleta eléctrica es, a veces, más rápido que en coche". Pero según un estudio de McKinsey el mal tiempo impide que casi la mitad de los viajeros vayan en bicicleta al trabajo. Problema reconocido, solución buscada: se necesita un techo para la bicicleta eléctrica y también debería poder moverse como pez en el agua entre el tráfico.
Y así el equipo de Wegerle creó el Canyon Future Mobility Concept, con una elegante y ligera carrocería de fibra de carbono (pesa 95 kg), sobre cuatro grandes ruedas de tres radios. Exteriormente, se parece a scooters con cabina como Messerschmitt o el Fend Flitzer de la década de los 50. Y no se puede negar que su diseño tiene cierto parecido con el Renault Twizy.
En la cabina, un segundo pasajero de hasta 1,50 metros de altura puede sentarse detrás del conductor. Y justo encima está el techo corredizo que parece el de un avión de combate, ya que por ahí es por donde el conductor entra y sale. Además, como si fuera un coche deportivo Targa, el concept de Canyon se abre o cierra cuando hace mal tiempo. "No hay puertas. Demasiado complejo y demasiado caro ”, me indica Wegerle. "El punto de entrada está al nivel del borde de una bañera". Así que es más o menos accesible.
Los desarrolladores de Canyon se inspiraron en las bicicletas reclinadas o velomóviles. Por tanto, no es de extrañar que este concept tenga pedales. Sin embargo, estos no están directamente conectados a las ruedas traseras, sino que el movimiento de pedaleo alimenta un generador que carga una batería de 2 kWh y esta envía la energía a dos motores eléctricos situados en el eje trasero: la autonomía teórica es de 150 km y el vehículo se maneja por medio de dos palancas laterales tipo joystick, colocadas junto a las caderas del conductor y que ofrecen un radio de giro de siete metros.
Visto de esta manera, el concept de Canyon es más una bicicleta que un automóvil. "Nunca nos convertiremos en un fabricante de automóviles", afirma Wegerle con firmeza. Y el propio director general de Canyon, Roman Arnold (véase la columna de la derecha), aunque impulsa nuevos proyectos de movilidad
urbana, ve su empresa como un fabricante de bicicletas. Es una pena, porque con Adler, NSU, Opel, Stoewer, Wanderer, Wartburg y Skoda, Canyon tiene modelos a seguir que han pasado de ser marcas de bicicletas a fabricantes de automóviles.
"Para resolver el problema de la congestión, necesitamos soluciones pequeñas, ligeras e inteligentes", indica Wegerle. Y no se va por las ramas con enfoques abstractos, sino que habla de cosas muy concretas: el Future Mobility Concept se debe poder utilizar tanto en carretera como los carriles bici. Y su velocidad máxima estaría limitada a 60 km/h. "Una velocidad a la que puede rodar con seguridad en el tráfico fluido", apunta Wegerle. Por otro lado, reduce su velocidad a un máximo de 25 km/h en carriles bici, que es el límite para bicicletas eléctricas sin licencia.
Para que todo esto sea posible, Wegerle confía en el auge de las bicicletas enchufables, para las que se están construyendo carriles bici cada vez más amplios. Para él, hay una cosa es segura: este concept, que han desarrollado en asociación con la Universidad Técnica de Aquisgrán, debería cerrar la brecha entre la bicicleta y el automóvil, porque ofrece una forma divertida de conducir y hace posible que "no te quedes parado en un atasco y llegues a tiempo al trabajo".