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UN SUEÑO HÚMEDO...

Conducir un superdepor­tivo como el Maserati MC20 es como un sueño para cualquier adulto; aunque, en mi caso, el día se despertó lluvioso y fue un sueño pasado por agua...

- Texto Enrique Trillo Fotos fabricante

Es un coche que te deja sin aliento, pero que está al alcance de cualquiera a la hora de poder llevarlo relativame­nte rápido. ¡Es genial!”

ALOS QUE NOS GUSTAN LOS COCHES aspiramos con poder tener, o al menos conducir, los deportivos de nuestros sueños, con visitar lugares emblemátic­os e incluso correr pruebas legendaria­s. Por suerte yo he podido ir marcando muchas de esas muescas en mi culata.

En casi 20 años como probador de coches he tenido la fortuna de probar los modelos más radicales de casi todas las marcas que existen: Lamborghin­i, Porsche, Ferrari, Lotus... Pero te aseguro que esto ha sido otra historia, un momento realmente único, una prueba de las que se quedarán grabadas a fuego en mi memoria, porque este Maserati MC20 es un coche muy, muy especial.

MC20 viene de Maserati Corse 2020 y supondrá el regreso de la marca italiana a las carreras

Se podría decir que, salvando las distancias y el tipo de motor que utiliza cada uno, es el sucesor del MC12 (montaba un V12), aunque aquel fue un modelo de carreras que se puso a la venta para homologar la versión de circuitos y aquí será al revés: primero se ha concebido un coche de calle del que luego se creará una variante de competició­n. Eso sí, un coche de calle en el que no han hecho ni una sola concesión, porque está fabricado con lo mejor de lo mejor.

Y no exagero, porque el Maserati MC20 se basa en un chasis monocasco de fibra de carbono diseñado por Dallara, compañía italiana especializ­ada en el mundo de la competició­n y más concretame­nte en el desarrollo de monoplazas. Y fabricado por TTA Adler, empresa transalpin­a especializ­ada en aeronáutic­a. Además, a ese chasis de carbono se une el

techo de carbono de una sola pieza, que incluye el marco del parabrisas y el pilar central, con lo que se logra una estructura tan compacta, como ligera y resistente.

Sólo falta por añadir los subchasis delantero y trasero de aluminio y el resto de elementos de la carrocería, que son de un material que mezcla el carbono, el aluminio y la fibra de vidrio. He podido ver cómo lo ensamblan en la propia fábrica de Módena y te aseguro que es alucinante.

Un propulsor 'divino'

Pero para alucinante el nuevo motor, que es un desarrollo propio de Maserati y no se toma prestado de Ferrari como era habitual. Fíjate si es un bloque especial, que tiene hasta nombre propio: Nettuno (Neptuno), en referencia a la mitología griega y al tridente típico de la marca. Es un propulsor V6 biturbo que entrega 630 CV y 730 Nm de par, que son enviados a las ruedas traseras por medio de una caja de cambios de doble embrague Tremec de ocho velocidade­s. Y esto también es una novedad, ya que es la primera vez que un Maserati usa este tipo de transmisió­n.

Este conjunto mecánico es especialme­nte compacto y, a la vez muy potente, algo que hace posible colocarlo muy centrado y muy abajo,

de hacerte sentir como si fueras a mi lado. Agárrate bien al asiento que nos vamos.

No he estado en mi vida en el circuito de Módena, que es donde tiene lugar esta prueba, pero me va a dar igual, pienso estrujar este coche hasta la última gota.

Salgo con prudencia del para que los 50 italianos que están presentes en el evento no piensen que soy un loco que va a estampar su niño bonito en la primera curva. Pero nada más encarar la recta piso a fondo como si tuviera una única vuelta para disfrutarl­o. ¡¡Maa-dre!! Voy en el modo GT, que se podría decir que

es el normal, y mis ojos se han dado la vuelta. ¡Qué manera de acelerar! Es como si el campeón del mundo de los pesos pesados te golpeara contra las cuerdas y te dejara medio noqueado. Me siento como en una montaña rusa justo en el momento en que comienza la bajada y las fuerzas G pasan a ser las protagonis­tas.

Piso el freno con margen y me encuentro un tacto duro, como si fuera un coche de carreras. Nada que ver con el de otros deportivos de la competenci­a, que son muy de andar por la calle, pese a que presuman de motores V10 y diseños futuristas. Patada al acelerador de nuevo, dos giros enlazados y ahora son la dirección y el impecable equilibrio del coche los que me dejan tan embobado como a un adolescent­e frente al último de Rosalía en Instagram. Es inevitable darle al

Qué nobleza de reacciones y, a la vez, qué velocidad en los movimiento­s y eso que el asfalto está húmedo y sigue lloviendo ligerament­e. Es instantáne­o, es adictivo y ¡quiero más de esta droga!

¿Y la suspensión? He notado bastante estabilida­d en los primeros giros, pero cuando me quedo sin palabras es al pasar con el pie a tabla por el cambio de rasante de la recta de atrás, pues lo pasa sin inmutarse y sin perder ni un milímetro la trayectori­a.

Para su desarrollo se ha apostado por las mejores marcas: chasis Dallara, frenos Brembo, asientos Sabelt..."

Casi ni me he enterado y ya se ha acabado la primera vuelta. Mi objetivo, ahora que ya sé más o menos para dónde van las curvas, es apurar un poco más la frenada y buscar una velocidad de paso por cada giro lo más elevada posible.

Llego a final de recta, supero los 200 km/h, que es una barbaridad, porque tiene apenas 500 metros de largo, hundo el pie en el freno con decisión al ver el cartel de 100 metros y el MC20 me vuelve a producir el efecto adolescent­e con Rosalía, me han sobrado como 10 metros, así que tengo que dejarlo correr para no entrar totalmente parado. Nuevo para el deportivo italiano.

La culpa esta vez la tienen unos frenos carbocerám­icos fabricados por Brembo, que miden 390 mm y tienen pinzas de seis pistones en el eje delantero y son de 360 mm con cuatro pistones en el trasero. No sé cómo van los de hierro fundido que trae de serie, pero te garantizo que pagar los 13.575 euros que cuestan estos es una inversión que todo aquel que compre este coche debería hacer.

Ya he dado unas cinco vueltas, paro un instante para tomar aire, asimilar lo ocurrido e ir borrando recuerdos absurdos de mi cabeza para dejar un hueco especial a lo que hoy estoy viviendo. Y quiero más. Y voy a por más.

Máximas prestacion­es

Esta vez en modo Sport. Las reacciones se multiplica­n. Motor, acelerador, freno, transmisió­n, control de tracción, escape y suspensión son ahora más radicales. Y se nota, vaya si se nota. Para que te hagas una idea de lo bestia que es este MC20, basta con decir que pasa de 0 a 100 en 2,88 segundos y si sigues con el pie a fondo, alcanza los 200 km/h en 8,8 segundos. Mucho más rápido de lo que la mayoría de coches del mercado necesita para alcanzar la mitad de velocidad. Evidenteme­nte, supera los 300 km/h de máxima con facilidad. De hecho, declara 326 km/h. Pero eso no he podido (ni he querido) comprobarl­o.

Tampoco he podido probar el modo Corsa ni el ESC Off o el sistema de arranque

Y me he quedado con las ganas. Pero, bueno, ya tengo excusa para poder volver a hincarle el diente en el futuro. Espero que esto lo estén leyendo todos esos italianos que me miraban atónitos cuando pasaba por la recta a fondo y entiendan que este coche y yo tenemos una cuen

ta pendiente que debe ser saldada y me vuelvan a dejar probarlo lo antes posible.

Sí, por desgracia, este sueño se está acabando. Y mientras doy una vuelta de enfriamien­to antes de parar definitiva­mente en boxes pruebo brevemente el modo Wet (Mojado) para descubrir si se nota algo más manso. Y así es. Con esta posición acelera más suave y no sube tanto de vueltas para no perder tracción en superficie­s resbaladiz­as. Mientras vuelvo a la calma reparo brevemente en su interior y en lo cómodo que voy en sus asientos tipo bacquet Sabelt tapizados en Alcantara,

igual que otros guarnecido­s del habitáculo, donde también veo mucha fibra de carbono.

El interior es muy minimalist­a, quizás demasiado. Echo en falta accesos más directos a algunas funciones y no me gusta que la pantalla vaya tan baja, porque te obliga a desviar la mirada en exceso. Así que propongo un como punto de mejora. Por otro lado, la calidad de los mandos tras el volante es demasiado sencilla para un coche de esta categoría. Pero... ¡qué más da!

Lo importante es que MC20 es un coche que aparenta ser rápido y es rápido. Y, lo mejor de todo es que no sólo es apto para pilotos vestidos de calle, sino que cualquier aficionado puede conducirlo relativame­nte rápido sin sentir que se va a matar en cada curva. Creo que este es, sin duda, el gran mérito de este coche, que no deja nada al azar, que pone sobre la mesa lo mejor de lo mejor, que ofrece las máximas prestacion­es, pero que es apto para el día a día.

Qué manera de acelerar! Es como si el campeón del mundo de los pesos pesados te golpeara contra las cuerdas y te dejara medio noqueado

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Qué mejor lugar para probar un coche fabricado 100% en Módena que en el Autódromo de Módena
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