El formato adecuado
El DS 4 busca hacerse un hueco en el exquisito segmento de los compactos premium con una propuesta muy tecnológica
CON LOS COCHES OCURRE EN MUCHAS OCASIONES como con los perfiles en redes sociales: las fotos no se corresponden con la realidad. Sin embargo, con el DS 4 no me ha sucedido, afortunadamente. Cuando en pleno confinamiento pude conocerlo a través de una pantalla, mi primera reacción fue pensar ¡guau! Y así lo expresé en el contenido que elaboré. Ahora que he tenido la oportunidad de conducirlo, lo mantengo.
En primer lugar, su diseño me gusta mucho. Siempre defenderé que para gustos, los colores. Sea como fuere, el DS 4 cuenta con un carácter propio que lo aleja de los estándares de estilo germánicos imperantes en el segmento, y eso es de alabar. En el interior, por su parte, también encuentro ese carácter independiente, aunque sobre todo tiene mucho aire tecnológico, un aspecto que se ve reforzado principalmente porque cuenta con tres pantallas: la de la instrumentación, la del sistema de y otra más pequeña en la consola central. Sinceramente, esta última me sobra, porque no le veo utilidad.
En marcha, primero circulando en eléctrico puro, el DS 4 demuestra una suavidad notable y hace el viaje muy cómodo. Cuando cambio a motor térmico en carretera, el DS 4 saca su carácter y se convierte en un compacto
Del.
4.400 / 1.830 / 1.490 mm
(sin tercera fila)
7,7 s
55 km l/100 km-32 g/km 1.653 kg Desde 39.650 euros
veloz. Sus dimensiones hacen del viaje, sobre todo en zonas reviradas, un auténtico placer, aunque puestos a pedir, me gustaría un ajuste del chasis algo más deportivo.
Por ponerle otra pega, también mejoraría el sistema de no me parece muy intuitivo. En cambio, el funciona muy bien.
Lo mejor
Saturado como estoy de tanto SUV agradezco una vuelta a las carrocerías de siempre. Me ha gustado el comportamiento noble del DS 4, aunque agradecería un ajuste algo más deportivo del chasis y un sistema de infotainment más intuitivo.
VALORACIÓN ★★★★